Jorge Zul de la Cueva Vergara

Laura Castro Golarte

 

Don’t you tell me what you think that I could be
I’m the one at the sail, I’m the master of my sea […]
“Believer”, Imagine Dragons

 

Inasible, incorregible, irreverente, rebelde, brillante, genial, intuitivo, independiente, leal, generoso, contestatario, talentoso, versátil, auténtico, dueño de un humor negro ácido e incisivo como pocos, Jorge de la Cueva Vergara, mejor conocido como Zul (@zulanito), fue periodista, dramaturgo, productor, guionista y empresario con una carrera en el periodismo que se extendió, prácticamente de manera ininterrumpida, desde 1996 hasta 2022: 26 años. Nos conocimos en El Informador a principios de este siglo y a partir de ahí se inició una relación intermitente pero sólida y afectuosa.

En la redacción del periódico aceleraba todo, nos llevó a otro nivel de estrés y de diversión a veces disfrutable, a veces angustiante pero siempre intenso y enriquecedor. Cuando regresé de México, donde fui corresponsal, Zul ya estaba en el periódico y nos encontramos casi de inmediato. Le pidieron que me entrevistara y me sorprendió sobremanera, dada su juventud, el énfasis en todas las preguntas, el remarcado interés en las respuestas y la vista fija: no rompió el contacto visual salvo para una o dos anotaciones; años después, en otro ámbito, en un contexto distinto tuve noticias directas de que ese era su estilo para entrevistar. Peculiar.

Era capaz de crear un ambiente cómodo y relajado para hablar y podía lograr exactamente lo contrario, pero obtenía respuestas, la nota. Decenas y decenas de políticos entrevistados no me dejarán mentir. Las preguntas las planteaba de una manera que, aunque el funcionario o burócrata quisiera molestarse, por lo general no podía. A callar y a aguantarse ante la contundencia de la afirmación, de la opinión o de la pregunta de Zul de la Cueva. No había para dónde hacerse, no dejaba margen, cerraba cualquier rendija por donde el entrevistado se pudiera escabullir. Muchas veces les ganaba la risa aun cuando ponía, casi siempre, el dedo en la llaga y en aprietos a cualquiera.

Zul combinó su talento periodístico con sus dotes para el teatro, fue dramaturgo de varias obras en Nueva York y en algún momento de su vida, breve, fue funcionario público: coordinador de Análisis Estratégico y Comunicación en el Ayuntamiento de Zapopan en 2015. Antes de eso, entre 2012 y 2018 fue asesor de varios candidatos a puestos de elección popular municipales, estatales e incluso federales. Asesoró a ganadores de elecciones.

Aparte fue empresario. Conversé con su socio, el Bola, y supe del gusto de Zul por la cocina. Me enteré tarde de esa pasión que, ahora sé, compartíamos. Zul y el Bola abrieron cuatro bares y revolucionaron el mundo nocturno y de los antros en Guadalajara porque se atrevieron a programar música que capturó a por lo menos tres generaciones. Hijos, padres y abuelos acudían a tomar una copa y a bailar cumbia en El Sonidero, primero en el centro y luego en la zona de Chapultepec, o Chapultechef, La Chistera y El Valiente.

Voy por partes. En El Informador estuvo primero en la sección Cultural, donde escribía la columna “A rumbo nulo”, un espacio informativo con su marca. Disquisiciones profundas, unas más que otras, sobre diversos temas: la muerte, los tatuajes; los gorrones donde sea que hubiese vino o brindis “de honor”; reflexiones sobre si Amanda en Barcelona tenía razón y el microcosmos de la Calzada Independencia en Guadalajara, su ciudad natal; escribió sobre el Día de la Madre, impuestos contra el olvido y sobre la ley seca. Asuntos de la vida cotidiana con una visión única, poética, críptica y una clara y cada vez más sólida vena literaria (Zul, 2000: 2–G; 2001: 3–F, 10–D, 2–D).

En varias columnas alcanzó niveles de reflexión notables. La que se publicó justo un día después del 2 de noviembre de 2000 es un ejemplo, “Día tras día, imaginando muerte”:

Sí, La Muerte debe ser silencio, silencio de imágenes y formas, de sonidos, de tactos y de olores. Triste que esto impida la memoria, el recuerdo. Se irán, bajo la tierra, esas voces con tono aceitunado, esas risas de cascabel acróbata para no regresar. Sí, La Muerte es el velo que detiene la memoria.
¿Somos memoria?
¿Quién ha visto a La Muerte? Acaso llega, tira un golpe de dados, se pone un traje temible como Torquemada. Acaso es una vieja, cabello de marañas y ropa de pordiosera. La cara pintada en un rojo ridículo, o bien un par de huesos que tocan un violín, tan dulce que te mate. ¿Somos recuerdo? Supongo, quedamos metidos en
la memoria, pero dejamos de ejercerla. Es posible que la
muerte se perfume, que cargue con aromas de miel y de manzana; que sea como la madre, acariciando el pelo de sus hijos que, muy despacio, se van abandonando al sueño (De la Cueva, 2000).

Además de escribir esta columna, Zul fue editor del suplemento Diálogo universitario y, entre muchas otras publicaciones, redactó una crónica de concurso: “Tras la fuerte lluvia, se abrió el cielo para mirar a la Virgen”: “La Patrona contra rayos, tempestades y epidemias vela en Catedral cuando comienzan a caer unas cuantas gotas. Algunos mueven las piernas entre las camas que son de cartones. Mientras, la lluvia arrecia” (De la Cueva, 2002).

Como reportero de la sección Local cubrió una fuente que no existía: Medio ambiente. En 2003 dio cuenta de la reunión del Consejo de la Cuenca Lerma Chapala que tuvo lugar en Morelia, donde las organizaciones no gubernamentales enfocadas en la protección ambiental exigieron formar parte del consejo (De la Cueva, 2003a, 2003b). Unos meses antes, mi reportero cubrió un recorrido organizado por la Universidad de Guadalajara. Sus reportes fueron contundentes, tanto, que don Jaime García Elías le dedicó una de sus columnas “Entre bromas y veras” a manera de carta. Lo escribió entonces y lo repito hoy porque la situación no es muy distinta a pesar de que han pasado diez años. De la columna de Jaime:

Resultado de un recorrido desde Maltaraña, en la desembocadura del Lago, hasta la Presa de Solís, de donde proceden los caudales trasvasados, una crónica digna del Apocalipsis: referencias de poblaciones que —te cito textualmente— “tiran sin pudor sus descargas a cielo abierto”; testimonios de antiguos residentes que recuerdan cómo pescaban, en tiempos de sus abuelos, y cómo “el agua corría blanca, cristalina”; descripciones de “montes de basura, plásticos, papeles y desechos orgánicos, impunemente depositados a orillas del caudal”; la referencia a las más de tres mil 500 empresas “altamente contaminantes”, que en un país decente no podrían operar en esas condiciones, y que vierten al lago (vía el Lerma) “desde arsénico, mercurio y cobalto, hasta hidrocarburos cromáticos policíclicos totales —que quién sabe qué sea eso, pero ciertamente no se come—, plaguicidas y organoclorados” (García, 2003).

Tengo que contar que se publicaba un boletín interno en El Informador (La Gaceta) con los errores ortográficos, de dedo o de cultura general que cometíamos como escritores en las páginas del periódico y Zul, con su ingenio, su humor ácido y negro, empezó a publicar de manera casi clandestina “La (ca)Gaceta”. La esperábamos y la extrañábamos cuando por alguna razón no la hacía. Hoy lamento no haber conservado ni un ejemplar.

Un buen tiempo le perdí la pista cuando salió de El Informador, donde dio sus primeros pasos periodísticos; estuvo en varios medios y viajaba constantemente a Nueva York. En algún reencuentro nos pusimos más o menos al día.

Antes, por supuesto, hay que decir que Jorge Zul de la Cueva, como firmaba sus notas, crónicas y columnas (zul fue su primera palabra), egresó de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) como parte de la generación 1996–2000. Hablaba inglés a la perfección y así también (casi) italiano. Le gustaban los idiomas. En 2020 estudió chino mandarín.

El año de su graduación recibió la beca Scripps Howard Foundation Wire que se concedía anualmente a un pequeño grupo de periodistas globales por un periodo de cuatro meses en Washington, dc, donde se desempeñaban como becarios en el buró de noticias Scripps Howard, una iniciativa cuyo objetivo es contribuir a la formación de futuros periodistas y promover la lectura desde la infancia.

En 2004 ganó otra beca otorgada por Alasur Teatro/Kameron Steele. Se le concedió para adaptar la obra Hanjo de Yukío Mishima, en Nueva York; fue presentada por la compañía internacional de teatro El Ala Sur (Steele, 2003). Esta obra ganó menciones en The New York Times, Time Out New York y El Diario Latino. No fue su única relación con el teatro; de hecho, colaboró como dramaturgo en varias compañías neoyorquinas con representaciones en el teatro Cherry Lane, HERE Arts Center, The Public Theatre y St. Marks Church. Durante su estancia en Nueva York, además de dedicarse al teatro, trabajó en varios restaurantes como mesero y cocinero; a partir de esa experiencia fue que regresó con la idea de abrir un bar o un restaurante en Guadalajara.

Escribió también en el periódico Público, en Rocky Mountain News y en Art.es. En cine y televisión fue, primero, guionista y asistente del director de la serie “La Brújula” de la Dirección de Producción Audiovisual de la Universidad de Guadalajara y después, hasta el momento de su fallecimiento, fue una pieza fundamental en el Sistema de Radio y Televisión de la UdeG como guionista de “Tierra de magia”, durante varias temporadas, y de “La Lleva Latinoamérica”, un programa con contenido infantil y versiones también para México y el mundo. Por esta emisión recibió múltiples reconocimientos y premios como “Mejor programa infantil” en América Latina y en Japón.

Escribió el documental Hasta los huesos, sobre la historia del tequila en 12 capítulos; Red 15 sobre la red universitaria de Jalisco, que recibió mención honorífica de parte de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) “por su calidad como documental de difusión académica”, y la película documental El fogonero del delirio (2011), acreedora del premio al “Mejor documental” que le otorgó la Academia Jalisciense de Cinematografía. De 2012 a 2022 fue el guionista oficial de galas y eventos del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.

No escapó al embrujo de la radio. En toda su carrera fue colaborador, guionista y “ancla” de programas como “Golpe al Ego” en Radio Universidad de Guadalajara y la versión vespertina del noticiero.

Jorge Zul de la Cueva fue asesor de varios políticos en sus campañas. De Enrique Alfaro para gobernador en 2012 como creativo y, ese mismo año, fue asesor estratégico y creativo de la campaña de Xiomara Castro de Zelaya, candidata a la presidencia de Honduras. Fue coordinador de la campaña de Gustavo Cárdenas para presidente municipal de Ciudad Victoria, Tamaulipas, en 2015; de Pablo Lemus, asesor de Comunicación y Estrategia en su campaña para la presidencia municipal de Zapopan en 2015 y, más tarde, director de esa área en el Ayuntamiento.

En 2018 fue estratega y creativo en la campaña de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República en Jalisco y, entre 2019 y 2020, asesor estratégico y creativo del actual presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei.

En 2021 asesoró a varios candidatos de las elecciones locales de ese año, entre otros, a Dolores Pérez–Lazcarro, candidata de Futuro a la presidencia municipal de Guadalajara en materia de comunicación social; aquí volvimos a coincidir.

En materia de medios, ese año comenzó con el programa “Los sótanos del poder” (se mantiene en Facebook la página donde abordaba diversos temas y se puede constatar su estilo único: https://www.facebook.com/lossotanosdelpoder) y colaboraba en la revista semanal Conciencia Pública con la columna “Con todo respeto”. Poco tiempo antes de su fallecimiento, el 6 de febrero de 2022, Zul conducía un programa de radio en Grupo dk que, según su amiga Ana Carolina Delgadillo (Karova), fue premonitorio nada más con la definición del nombre: “Lo que duremos”. Era un programa de corte político con todo su estilo irreverente, incisivo, simpático e ingenioso.

Es posible entrar a su perfil en sus redes sociales, por lo pronto Facebook y Twitter, y hay varios videos en YouTube; encontré uno particularmente bueno —me gustó— que muestra a Zul como “el soltero del mes”: https://www.youtube.com/watch?v=JCWz1LnaFlo. Era un ser mediático.

Lo extrañamos, sus memes, las calaveras del Día de Muertos; el amor compartido por la cocina y el café; su claridad y originalidad para juzgar hechos y circunstancias, su generosidad, su activismo a favor de varias causas sociales, particularmente la lucha por encontrar a tantos desaparecidos y por una mejor ciudad; extraño su voz tan peculiar y sus carcajadas espontáneas casi siempre con sorna o jiribilla.

Cuando conocimos la noticia de su muerte hubo decenas de expresiones (Conciencia Pública, 2022) de dolor y condolencias por la sorpresiva partida en sus perfiles de redes sociales. No tuve palabras. En su muro transcribí un poema de Arantza Salaberria:

XXXIII

Ha sido hermoso
y queda la impronta
de lo que hemos vivido.
Ningún sol
puede quemar los vestigios.

Entre muchas otras cosas, me queda, para escuchar cada 23 de abril, la playlist colaborativa: “Mi cumple con coronavirus”. Descansa en paz, querido Zul.

 

Referencias

Conciencia Pública. (2022, 14 de febrero) La despedida a Zulanito en las redes: ¿qué vamos a hacer sin tu irreverencia? https://concienciapublica.com.mx/reportajes/la-despedida-a-zulanito-en-las-redes-que-vamos-a-hacer-sin-tu-irreverencia/

De la Cueva, J. (2000, 3 de noviembre). De una vez y para siempre. El Informador, 9.

De la Cueva, J. (2002, 13 de octubre). Tras la fuerte lluvia, se abrió el cielo para mirar a la Virgen. El Informador, 5.

De la Cueva, J. (2003a, noviembre 15). Garantiza CNA el ciclo de riego 2003–2004. El Informador, 5.

De la Cueva, J. (2003b, noviembre 15). Piden ONG’s voz y voto en el consejo. El Informador, 5.

De la Cueva, J. (2000, 18 de agosto). La gente bien también gorronea. El Informador, p. 2–G.

De la Cueva, J. (2000, 15 de septiembre). El Informador. p. 2–G.

De la Cueva, J. (2001, 7 de enero) Amanda tenía razón. El Informador, p. 3–F.

De la Cueva, J. (2001, 12 de agosto). La línea de la mano. El Informador, p. 10–D.

De la Cueva, J. (2001, 26 de agosto). 5 x 6 = 30. El Informador, p. 2–D.

García, J. (2003, 30 de junio). Entre bromas y veras. El Informador, p. 5.

Steele, K. (2003). Hanjo. Alasur Teatro. http://www.kameronsteele.com/#/hanjo/

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