Alfaro y el coronavirus: un relato no siempre ganador

Paloma Robles Muro

 

Para este ensayo realicé un análisis sociológico de la estrategia de comunicación de la lucha contra el covid–19 desde las cuentas de Twitter y Facebook del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez, de marzo a diciembre de 2020. En estas cuentas se refleja el funcionamiento, casi milimétrico, de la maquinaria de empresas de comunicación que apoyan al gobernador.

En la primera parte del artículo analizo la narrativa con la que se construyó la estrategia de comunicación del gobierno de Jalisco frente a la pandemia durante los meses de marzo a junio; tiempo en que se afianzó un modo de discurso unidireccional entre Alfaro y la ciudadanía, mediada por las redes sociales. En ese primer bloque de tiempo Alfaro ganó relevancia mediática, al convertir la gestión de la pandemia en una carrera contra las definiciones tomadas en el ámbito nacional. El ciclo virtuoso caracterizado por el tono retador que usó el gobernador, y que expongo en el segundo apartado del texto, se rompió en junio de 2020 con la muerte de Giovanni López, un muchacho que vivía en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, arrestado por no llevar cubrebocas y luego asesinado por policías municipales. El siguiente momento, y que se expresa en el tercer apartado, surge con la exigencia de #JusticiaParaGiovanni y la subsecuente represión policial a las manifestaciones ciudadanas los días 4, 5 y 6 de junio, lo que develó el estado real de las cosas en Jalisco. En este apartado analizo la comunicación del gobernador y el manejo desaseado de su discurso, evidenciando el vacío de sus alocuciones y la torpeza para conducir la crisis que demostró que el enemigo se encuentra dentro de casa.

En el último apartado hago un breve análisis de las estrategias seguidas de julio a diciembre, cuando la pandemia pasó a ser parte de la agenda rutinaria de gobierno. Termino con algunas ideas sobre el alcance del discurso político de Alfaro.

 

La construcción de un héroe

En toda historia de héroes se necesitan algunos elementos para convertirla en un verdadero clásico: un personaje, una promesa, una aventura, un enemigo al cual vencer; castigos para unos, regalos para otros y, al final, una moraleja. Y aunque la lucha contra el coronavirus esté en pleno apogeo, la historia que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, nos quiso contar en el primer periodo de marzo a junio de 2020 se parece más a un cómic de luchadores de coliseo: técnicos contra rudos, buenos contra malos.

Las definiciones públicas sobre el covid–19 quedaron delineadas en el año 2020 en más de 390 comunicaciones de la cuenta de Twitter @EnriqueAlfaroR, a partir de un relato ganador: la del héroe fuerte, luchando contra los embates que siempre vienen de fuera, “corrigiendo la plana” de sus adversarios, presumiendo en tercera persona que “somos muchos más” los que están a su favor; anunciando la aplicación de presupuesto público para ciertas áreas bajo la muletilla de “entrarle duro” a los temas de interés, sobre todo los económicos, por hacer alusión a algunas de las frases favoritas de Alfaro.

Si algo caracterizó el primer periodo de la crisis por covid–19, en los meses de marzo a junio, fue la inflexibilidad. La ruta de la comunicación de Alfaro para la gestión de la pandemia siguió un guion estricto dictado por la coyuntura, en el que el gobernador encabezó todas las acciones.

Las juntas de trabajo de los funcionarios, y en algunos casos las ruedas de prensa virtuales, se realizaron lejos de la prensa. La información de estos eventos se distribuía en las redes sociales oficiales del gobierno del estado y del mandatario estatal. De esas reuniones se hacía un registro visual y luego se elaboraban piezas editadas, a modo de notas periodísticas de no más de cuatro minutos, en las que se enfatizaba los mensajes que el equipo de comunicación de Alfaro consideraba importantes. Estas piezas, en su discurso, no vislumbraron, en ningún momento, ninguna clase de autocrítica.

Desde el 15 de marzo de 2020 se tomó la medida de cierre total de actividades económicas, educativas y recreativas durante cinco días con la finalidad de mitigar la crisis y evitar el aislamiento en los meses subsecuentes. La medida se consideró no solo apresurada sino ineficaz. Lo cierto es que a partir de entonces las medidas restrictivas de aislamiento se fueron endureciendo al punto de llegar a ser sancionable salir a actividades no esenciales y la obligatoria portación de cubrebocas: “Póntelo, póntelo, póntelo o habrá consecuencias”, señalaba el banner de Twitter y Facebook de Enrique Alfaro en los meses de marzo y mayo.

En el ámbito de la comunicación con la ciudadanía se privilegió la figura del gobernador por encima del secretario de Salud, Fernando Petersen Aranguren, y las medidas eran anunciadas por el propio Enrique Alfaro, quien tomaba la palabra; se elaboraron videos en los que salía a cuadro hablando a la cámara y dando indicaciones de carácter importante. Del 13 de marzo al 31 de diciembre de 2020 se realizaron 66 videos con ese estilo.

El relato de buenos y malos en la voz de Alfaro tiene como antecedente el 6 de diciembre de 2018, cuando el gobernador tomó posesión. Desde ese día se inició lo que él ha llamado “la refundación de Jalisco”. En el discurso de Alfaro, su llegada al gobierno del estado marcó un antes y un después, con lo que inauguró como forma de gobierno uno de los elementos narrativos universales: el de la fundación de una patria.

El retrato más fiel al argumento de la refundación es el poema la Eneida, de Virgilio. Eneas, el protagonista de la historia y sobreviviente de la guerra de Troya, intenta llegar a la tierra prometida en donde funda un nuevo imperio: el romano, no sin antes enfrentarse con valentía a los embates de la guerra y el amor, propios de su destino. En la Eneida la promesa de hacerse de una patria es una tarea que va más allá del individuo y se consagra en la comunidad que sigue al líder en toda su aventura, no sin demostrar en el camino falta de fe a la promesa y al líder. Eneas constantemente tiene que pelear con los suyos y convencerlos de seguir en el camino.

La historia de Eneas es la de cualquier líder político que busca ampliar los marcos de su discurso y acudir a la “tradición” haciendo del ejercicio de gobierno y de su palabra una fase más de un proyecto histórico amplio para legitimarse de manera inapelable, tal como lo expone el politólogo argentino Gerardo Aboy Carlés (2001, 64–68).

Y es que el discurso político ha vuelto a la palestra de la esfera pública como un elemento configurador del campo de las decisiones públicas. La pandemia restableció a la palabra como una herramienta de poder fáctico, que primero enuncia y luego acomoda las instituciones al discurso, ajustándose a lo que ha planteado el teórico italiano Roberto Esposito (2020), quien afirma que la amenaza por el SARS–CoV–2 ha generado un doble proceso: “la medicalización de la política y politización de la medicina”.

En ese esquema vimos a figuras como Enrique Alfaro, que intentaron mostrar un dominio total de la crisis a través del discurso político. En el caso del jalisciense su estrategia se basó en las redes sociales y apuntalada por una maquinaria propagandística, la cual estuvo aceitada en los últimos diez años a base de contratos a empresas de comunicación, que desde lo privado han venido definiendo el rumbo de lo público. Esta estrategia permitió que Alfaro volviera a la arena política como mejor sabe hacerlo: como opositor político; en este caso opositor al Gobierno Federal y a las medidas contra covid dictadas desde la Ciudad de México.

Para la gestión de la crisis por covid–19 los medios de comunicación locales dejaron de ser actores clave en la representación de las medidas tomadas para enfrentar la crisis de salud pública. El gobernador prefirió intensificar la comunicación política interpersonal (Larrosa–Fuentes, 2020, pp. 9–13) y su figura a cuadro se volvió un símbolo inequívoco de que había un supuesto control de la crisis de salud.

A la luz de los meses que siguieron, ahora sabemos que la crisis de salud en mayo era apenas visible, los casos de contagio eran muy pocos y la comunicación se centró en la rivalidad entre el gobierno federal y el gobierno de Jalisco por las pruebas rápidas, por la reconversión de espacios hospitalarios y por los tiempos para dictar las medidas de aislamiento en la población.

No es nueva en Alfaro la idea de una campaña de comunicación unidireccional y propagandística; una campaña que no promueve la producción del conocimiento público y que busca desvanecer el papel del trabajo crítico de las y los periodistas. Desde su cargo como alcalde de Guadalajara (2015–2017) Alfaro ha echado mano de esa idea de que los medios de comunicación locales son “mentirosos, chantajistas” (Marlo, 2020); las ruedas de prensa en su gestión municipal dejaron de existir y el entonces alcalde mandaba sus mensajes vía redes sociales evitando a la prensa local, salvo cuando fuera necesario aclarar —a su modo— algunas cuestiones.

En junio de 2017 Alfaro declaró: “Yo quiero ver a todos esos que escriben tantas cosas de mí, al periódico Mural, al NTR, a La Crónica, todas esas basuras, que escriben cosas todos los días, denigrando, ofendiendo, atacando. ¿Qué han hecho aparte de criticar, de atacar, de ofender, de mentir? Eso es lo que hay que cambiar” (El Diario NTR,  2019).

 

Alfaro contra el coronavirus

Al inicio de 2020 Enrique Alfaro no era un gobernador popular. Con apenas 15 meses de gobierno, su gestión se había desmoronado en la opinión pública. El 12 de marzo de ese año una encuesta de Consulta Mitofsky daba cuenta de que 71% de los jaliscienses reprobaba su gestión, colocándolo entre los 10 gobernadores de México peor evaluados.

El 15 de marzo, un día después de la publicación de estos resultados, el gobernador lanzó su primer tweet sobre la crisis de salubridad y dos días después canceló las actividades educativas de todos los niveles en el estado a través de un video transmitido por Twitter que fue visualizado por más de 94 mil personas. Luego, el 20 de marzo, Jalisco fue el primer estado en lanzar la suspensión de actividades económicas y recreativas por cinco días; el video obtuvo 2.1 millones de visualizaciones y convirtió así la batalla contra el virus en una carrera contra el Gobierno Federal por ir adelante en las medidas de contención de la pandemia y sus efectos económicos.

El heroísmo pandémico de Alfaro se alejó de la patria prometida de la Eneida y siguió más bien un guion de película de El Santo, en las que siempre hay un monstruo que enfrentar y el enmascarado pone el cuerpo para protegernos del mal.

Pero no hay que olvidar que la tierra prometida, como narrativa, requiere de una lucha colectiva. Lo que sorprende es que las batallas de Enrique Alfaro siempre hayan sido individuales y solo compartidas con un grupo de amigos, como en las películas de El Santo. Su clan de “socios”, como los llama él, lo integran su jefe de gabinete, Hugo Luna; el alcalde de Guadalajara, Ismael del Toro y el exsenador de Jalisco por Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda; todos contemporáneos suyos, todos ávidos de poder, todos técnicos que luchan contra los rudos.

La sociedad de amigos se acompaña de tres empresas de comunicación que dan forma a sus anhelos políticos: Euzen, La Covacha, gabinete de comunicación, e Indatcom, que de acuerdo con una revisión de transparencia para este artículo, de los cheques emitidos a esas empresas en el año 2020 se registraron pagos por 14.8, 14.9 y 34.7 millones de pesos, respectivamente, que suman un total de más de 64.4 millones de pesos gastados para labores de difusión de las acciones del gobierno de Alfaro, sin licitación expresa.

Euzen elabora las estrategias y narrativas de comunicación, que se ejecutan, la mayoría de las veces, en videos manufacturados por la empresa La Covacha, que se difunden en redes sociales, pautadas con presupuesto público por el tercer consorcio, Indatcom. Un negocio redondo que ostenta Rafael Valenzuela, otro de los aliados de Alfaro.

Los socios y las empresas de comunicación que han acompañado a Enrique Alfaro como diputado local (2007–2009); como alcalde de Tlajomulco (2010-2011); como candidato a gobernador y luego líder del partido Movimiento Ciudadano en Jalisco (2012–2013); como presidente de Guadalajara (2015–2017) y también como gobernador de Jalisco (2018– ) son los autores de esta historia, que intentaron afianzarla a modo de relato entre justos y pecadores. Su cuidada narrativa no es más que una trama de grupo, lo cual les permite tomar relevos australianos, como en la lucha libre, para asumir distintos cargos públicos en distintos tiempos.

En la revisión de la cuenta de Twitter (@EnriqueAlfaroR) y de Facebook (www.facebook.com/EnriqueAlfaroR) del 15 de marzo al 31 de diciembre se observa cómo La Covacha y otras productoras aliadas elaboraron 49 spots publicitarios que reforzaron tres ideas: el orgullo jalisciense, la reactivación económica y la amenaza de cerrar todo y apretar el “botón de emergencia”. Además, en las redes sociales del gobernador se publicaron un total de 51 videos de ruedas de prensa y otras acciones de su gabinete, más otros 208 tweets con fotografías en el mismo periodo.

Fueron pocas las publicaciones exclusivamente escritas, casi todas llevaron imágenes con las que se buscó reforzar la idea de esfuerzo y orden. Pero destacó el mensaje del 23 de abril, cuyo cuyo contenido fue polémico. En un nuevo guiño a la facción más conservadora de sus seguidores el gobernador declaró lo siguiente:

Estaba en Casa Jalisco, en donde la gente me puso para ser gobernador, estaba en el lugar en que siempre soñé estar. Dios había decidido que me tocara estar al frente de esta crisis en mi estado por alguna razón y entendí que no nos iba a dejar solos […] Es por los que están sufriendo y por los que están cuidándonos. Es por la gente consciente que cumple con su responsabilidad y también por los pendejos que siguen sin entender (Publicación en Facebook, Enrique Alfaro Ramírez, 23 de abril de 2020, 6:40 pm).

La publicación de Facebook obtuvo 59 mil reacciones y fue compartida 14 mil veces. El desfase en su discurso intentaba hacernos saber que, aunque estaba dando todo por sus gobernados, también renegaba, se cansaba y eso le daba permiso para vituperar a quien no se alineaba a su idea de orden.

Sus declaraciones dieron pie a una entrevista a escala nacional con Denisse Maerker en el programa estelar de noticias de Televisa. La lucha de Alfaro contra el coronavirus vino acompañada de una estrategia de difusión en medios nacionales e internacionales como la otorgada a Mario González para CNN en español el 26 de marzo y la última de 2020 a Carlos Loret de Mola el 3 de diciembre en LatinUs.

Según el recuento hecho para este artículo, desde el 15 de marzo al 31 de diciembre se realizó un total de 67 entrevistas en medios de comunicación. De esas conversaciones con la prensa, solo 21 de ellas se otorgaron a medios de comunicación de Jalisco. De ellas, llama la atención la entrevista otorgada a la periodista local Claudia Rebeca “Becky Reynoso” para Televisa Guadalajara el domingo 7 de junio. El encuentro con ella se dio en medio de la crisis por el escándalo de Giovanni López, el joven albañil de Ixtlahuacán de los Membrillos asesinado el 5 de mayo por policías municipales luego de haber sido detenido por no portar cubrebocas (Rosas, junio de 2020); “Póntelo, póntelo, póntelo o habrá consecuencias”, una consigna surgida en el palacio de gobierno y que le costó la vida. La entrevista en Televisa Guadalajara sirvió a Enrique Alfaro como espacio, libre de críticas, en donde pudo exponer su versión sobre lo ocurrido:

Lo que vivió nuestro estado en los últimos días no fue un asunto menor. No estamos hablando de marchas y manifestaciones, estamos hablando de que Jalisco recibió una embestida brutal de grupos de interés… de intereses difíciles de identificar, que construyeron una historia, que construyeron una estrategia, que buscaban que hubiera muertos en Jalisco.

La declaración del mandatario en esa entrevista dejó entrever que las manifestaciones habían sido orquestadas por grupos políticos antagónicos desde la Ciudad de México.

 

Giovanni, la muerte que rompió el hechizo

El antecedente de la muerte de Giovanni data del 19 de abril. En un video con 400 mil vistas Alfaro dejó en claro que el confinamiento se volvía obligatorio. A partir de ese día solo se permitió salir de casa para actividades fundamentales y con cubrebocas, bajo el riesgo de ser multado o encarcelado por no hacerlo. Desde ese día fuimos testigos de varios abusos, como el de los policías de Tlaquepaque, que detuvieron de forma violenta a un hombre que caminaba a comprar víveres y no llevaba cubrebocas; lo mismo para el director de la preparatoria del municipio de Chapala, que fue detenido y golpeado por no poder demostrar que se dirigía a su domicilio. En estos acontecimientos se observó que los policías municipales no estaban entrenados para cuidar a la ciudadanía.

La noticia del asesinato de Giovanni causó conmoción en las redes sociales. En esos días la esfera digital ya ardía por las movilizaciones en Estados Unidos del movimiento #BlackLivesMatter. Con el hashtag #JusticiaparaGiovanni la sociedad civil de Jalisco expresó su inconformidad por las políticas restrictivas del gobierno de Jalisco. La rabia saltó a las calles y hubo movilizaciones afuera del Palacio de Gobierno la tarde del jueves 4 de junio. Fuimos testigos de la brutalidad policial en la detención de decenas de jóvenes que asistieron a la marcha. La violencia de la policía se recrudeció el día 5 de junio, cuando de nuevo jóvenes salieron a protestar a las afueras de la Fiscalía General del Estado por la liberación de los detenidos del día anterior y que fueron víctimas de desaparición forzada por parte de policías ministeriales, quienes, montados en camionetas sin placas, encapuchados y con armas de fuego, palos de madera y bates detuvieron ilegalmente en las inmediaciones de la fiscalía a más de 80 jóvenes que asistían a la concentración (Robles, 2020).

La primera gran fisura en el discurso de Enrique Alfaro se abrió. Y es que del 3 al 7 de junio la comunicación del gobernador se enredó, todo el planteamiento narrativo del héroe que lo puede todo quedó resquebrajado con la violencia policial y la criminalidad con la que actuaron los policías ministeriales. Su salida a la crisis se dio en cuatro desastrosos actos:

Quiero decirles a las y los jaliscienses, de frente como siempre lo he hecho, que a mí también me duele, que también a mí me indigna y me da rabia que pasen estas cosas en México. Yo también quiero #JusticiaParaGiovanni y quiero justicia para todos los ciudadanos y haré todo lo que esté en mis manos para que eso suceda (Hilo de Twitter, Enrique Alfaro Ramírez, 4 de junio de 2021, 13:53 pm).

Por la noche, y después de las violentas detenciones de jóvenes que ejecutaron los policías estales, y tras el intento de quemar a un policía a manos de un supuesto manifestante, el tono de Alfaro fue otro y atizó los ánimos de la gente al decir que detrás de las movilizaciones había otros intereses políticos:

Esos hechos ponen en evidencia que detrás de todo lo que está sucediendo, en este caso en Jalisco, hay intereses muy precisos y muy puntuales, construidos desde la Ciudad de México, desde los sótanos del poder, que lo que buscan es dañar a Jalisco, no a su gobierno necesariamente, dañar a nuestro estado, lastimar a nuestro estado en un momento difícil como el que estamos viviendo en medio de una emergencia sanitaria (videomensaje de la cuenta de Facebook de Enrique Alfaro Ramírez, 4 de junio de 2020).

El 5 de junio, en rueda de prensa convocada a las 9 de la mañana con el fiscal y el secretario de seguridad, el tono del gobernador permaneció beligerante; las manifestaciones habían sido orquestadas por gente de fuera

De estos 20 masculinos (detenidos) tenemos al menos cuatro de ellos originarios de otros estados, y al menos cuatro de ellos, también, con antecedentes penales. […] La información que teníamos es que, justamente, lo que intentaban algunos, de las personas que se infiltraron y que generaron esta situación, era precisamente que la policía reaccionara y que hubiera un problema relacionado con el uso de la fuerza de la policía. Tuvimos que aguantar. Era un momento muy complicado, de mucha tensión, y creo que se actuó correctamente, pero de manera evidente, después de lo que vimos ayer, la instrucción y, por supuesto, la ruta que se va a seguir, es que, ante cualquier acto de provocación de este tipo, la policía va a seguir actuando con mucha prudencia, con mucha sensatez, pero no vamos a permitir que se ponga en riesgo la seguridad y la integridad (Facebook, Enrique Alfaro Ramírez, 5 de junio de 2020).

La prudencia y la sensatez de la que hablaba no concordaba con la brutalidad de los policías la tarde del jueves 4 de junio. Al día siguiente, en la concentración afuera de la Fiscalía del Estado durante la tarde del 5 de junio, lo peor estaba por venir. La sociedad jalisciense fue testigo de la desaparición forzada de al menos cincuenta jóvenes que fueron bajados del transporte público y perseguidos en las calles para detenerlos ilegalmente, encerrarlos en jaulas; fueron amenazados de muerte y luego aventados a las orillas de la ciudad, con riesgo de no volver a casa.

El día 6 de junio la desaparición forzada de más medio centenar de jóvenes era noticia nacional y el tono de guerra cambió, pero antes de asumir su responsabilidad el gobernador Alfaro prefirió acusar en un video, en el que de nuevo sale a cuadro, que su propia fiscalía había sido tomada por el crimen organizado. No volvió hablar de los “sótanos del poder”:

[…] los hechos, los acontecimientos del día de ayer, responden a una línea de investigación sumamente preocupante. La posibilidad de que el mando policiaco, mando de la policía ministerial y elementos de esa corporación que actuaron ayer de esa manera, pudieran haberlo hecho por instrucciones surgidas de otra fuente (videomensaje de Facebook, Enrique Alfaro Ramírez, 6 de junio de 2020).

¿Quién dio la orden y quién dio esta instrucción? Evidentemente no fue el Fiscal del Estado, tenemos certeza de eso. Lo que tenemos, también, es la obligación de investigar si esta instrucción surgió de algún lado que tenga que ver con grupos de la delincuencia […] Existen elementos y datos que nos hacen pensar la posibilidad de que en las manifestaciones que puedan darse el día de hoy o en las próximas horas, pueda infiltrarse la delincuencia organizada para generar un problema mayor. Les pido a todos, a todos los jaliscienses, que actuemos con sensatez, que nos demos cuenta de dónde estamos parados (videomensaje de Facebook, Enrique Alfaro Ramírez, 6 de junio de 2020).

Las detenciones arbitrarias de jóvenes con pinta de manifestantes siguieron hasta el sábado 6 de junio, cuando en medio de la presión mediática que lo hacía ver como un autócrata, el gobernador decidió liberar a todos los jóvenes detenidos. Pero el trauma de haber sido brutalmente retenidos y amedrentados después en sus domicilios, bajo el supuesto de “revisar que estuvieran bien” (en entrevista para Televisa Guadalajara con Becky Reynoso, 7 de junio de 2020), dejó cicatriz profunda en una nueva generación de jóvenes que decidieron expresar su inconformidad y que quedará en la memoria de Jalisco como uno de los peores atropellos a los derechos humanos.

“El soberano es quien decide sobre el Estado de excepción”, planteaba en 1927 el teórico Carl Schmitt en su tratado sobre El concepto de lo político, lo que el filósofo italiano Giorgio Agamben (2014, pp. 25) actualizó al afirmar que “el Estado de excepción” no se presenta como efecto de una guerra en la que se suprimen los derechos, sino como un “paradigma de gobierno” cada vez más “dominante en la política contemporánea” y que revive las atribuciones del poder ejercido por los monarcas; un poder unipersonal, que en la teoría política se denomina “el poder del soberano”.

Haber hecho obligatorias y sancionables las medidas provisorias por covid–19 y de la protesta social un motivo de riesgo a la vida y de abuso policial fue, en efecto, una técnica de gobierno que implicó difuminar las normas vigentes, las democráticas. Porque salir de la casa y ser reprimido por no llevar cubrebocas o desaparecido por estar en desacuerdo con la violencia policial es reflejo del ejercicio de un gobierno autoritario, ensimismado en el yo, y no un proceso propio de un Estado garantista.

La inconstitucionalidad de las medidas definió un paradigma de gobierno, si no nuevo, restaurado, que revivió la autocracia priista de los años setenta que no permitía oposición ni críticas y el autoritarismo de la fallida guerra contra el narco, que habilitó la supresión de derechos fundamentales bajo el imperativo “del hacer morir” a los enemigos y “dejar vivir” (Foucault 2000, p. 218) a quien no oponía resistencia a los mandatos del régimen calderonista. A Enrique Alfaro y su equipo de comunicación les faltó visión histórica, sensibilidad humana y les sobró ego.

No es menor tener un gobernador que por ganar adeptos y lograr así colarse en la agenda pública nacional como un actor de relevancia esté dispuesto a todo, incluso a suprimir derechos fundamentales como la protesta o acusar de infiltración del narco para contener a la población.

Pero la vanidad tiene un límite, y la crisis por el asesinato de Giovanni enredó aún más la trama inicial de buenos contra malos y dejó entrever la incapacidad para resolver los problemas dentro de su propio equipo ante la imposibilidad de hacerse cargo de que el enemigo está en casa. La comunicación del gobernador llegó a un límite inimaginable, y esa idea de orden que tanto labró en los primeros meses de pandemia quedó expuesta y vaciada de sentido, dinamitando así las posibilidades —al menos cercanas— de ser un contendiente real en la carrera por la presidencia de México.

 

Del líder al administrador

Tras la crisis por el asesinato de Giovanni, la narrativa y la forma de hacerse presente en la esfera digital cambió. De finales de junio a diciembre de 2020 las medidas de confinamiento continuaron, pero ya no como acciones extraordinarias, sino como parte de una rutina de gobierno que hacía el conteo semanal de contagiados.

Cuatro cosas caracterizaron el manejo de la crisis sanitaria en ese periodo. La primera, que pasamos de medidas restrictivas a un modelo de cuidado y de responsabilidad individual:

Con la adaptación del semáforo nacional a criterios diferenciados por entidad, en Jalisco podemos seguir con la reactivación gradual de nuestra economía, pero ojo, esto no es señal para bajar la guardia. Conoce lo que sigue en esta fase de responsabilidad individual (Twitter,  Enrique Alfaro Ramírez, 26 de junio de 2020).

Segunda, las acciones de contención de la crisis sanitaria y su comunicación se concentraron en la “reactivación económica”, en la que comerciantes volvían a abrir sus negocios de forma escalonada. La figura semántica “reactivación económica” aparece en 66 de sus tweets emitidos entre abril y diciembre. En ese periodo la ciudadanía quedó representada por élites económicas con las que Alfaro entabló un diálogo continuo.

Gracias al equipo que hemos sabido hacer entre Gobierno, la iniciativa privada y la ciudadanía, la gran mayoría de las actividades económicas en nuestro estado se han reactivado, pero hay algunos otros giros que, por la pandemia, no han podido abrir sus puertas (Twitter,  Enrique Alfaro Ramírez, 16 de octubre de 2020).

Tercera, la crisis sanitaria se volvió en un conteo semanal de cifras dadas a conocer por la mesa de salud. Sin embargo, a la par de la estrategia económica, los contagios se dispararon y mostraron cifras muy graves en octubre, cuando se instrumentó el primer “botón de emergencia”, otro de los conceptos más repetidos entre julio y diciembre (25 veces, véase la tabla 2.1).

Mientras países como Alemania, Francia y España anunciaron que retomarán medidas drásticas como el confinamiento total o parar en seco su economía, en Jalisco estamos actuando a tiempo y con responsabilidad para no llegar a esos extremos. De eso se trata el #BotónDeEmergencia. Aquí no hay paro total ni toque de queda. Por 14 días, de lunes a viernes, de 6 a. m. a 7 p. m., las actividades económicas seguirán como están. Es a partir de las 7 de la noche y durante 2 fines de semana cuando las actividades se restringen a lo esencial (Twitter,  Enrique Alfaro Ramírez, 28 de octubre de 2020).

Cuarta, la diatriba de rivalidad contra las políticas federales de atención a la crisis por coronavirus quedó integrada en una figura nueva llamada “Alianza Federalista”, en la que Alfaro descargó su lucha contra el gobierno federal y, agrupándose con los gobernadores de oposición, creó un bloque político que utilizó la pandemia como eje de articulación para ciertas agendas de gestión pública, pero sobre todo para hacer frente a las declaraciones del presidente de México.

La Alianza Federalista hacía trabajo espejo con las mesas ciudadanas en las que discutía los mismos temas, pero en lo local, como la discusión del regreso a clases, la compra de vacunas o el pacto fiscal.

No hay certeza del alcance político del grupo ni ha habido transparencia en cuanto a los objetivos de este bloque “federalista”. En 2020 se realizaron siete reuniones presenciales y el gobernador Alfaro dedicó 18 comunicaciones en Twitter para hacer el seguimiento del avance de sus acciones.

 

Conclusiones

El discurso político se colocó en el centro de la gestión de la pandemia en todo el planeta. Las definiciones tomadas en cada rincón del mundo fueron distintas, y podríamos evaluar su respectiva efectividad. En cuanto al resultado del relato creado en Jalisco, concluyo que, aunque el gobernador se dirigió siempre a la ciudadanía en primera persona y de tú a tú, descalificó a quien no se alineó a su idea de orden, sobre todo tratándose del confinamiento obligatorio y, en un segundo momento, contra quien expresó su inconformidad por el caso Giovanni.

El equipo de comunicación de Alfaro en la pandemia recurrió al branding o la construcción de marca por medio de hashtags para cada una de las políticas relativas a la gestión de esta, entre ellas #5DíasEnCasa, #PlanJaliscoCovid–19, #FaseCero, #RadarJalisco, #JaliscoSinHambre, #PlanProtege, #ReactivaciónEconómica, #BotóndeEmergencia, #AlianzaFederalista, #JaliscoResiste. Pero la efectividad de sus propuestas quedó en suspenso pues no fueron transparentes ni sus resultados ni sus objetivos específicos, solo se conocieron las metas generales que fueron cambiando conforme a la coyuntura.

Enrique Alfaro optó en todo momento en hacer alianzas solo con las élites económicas y políticas, y aunque su comunicación en redes sociales iba dirigida al ciudadano se valió de algunos medios de comunicación nacionales —por encima de los locales— para hacer eco a sus definiciones respecto a la pandemia.

Para la gestión de la pandemia la prensa local dejó de ser un actor clave en la representación del discurso político. El gobernador prefirió intensificar la comunicación política interpersonal (Larrosa–Fuentes, 2020) pero no logró contener la acción colectiva, pues pese al riesgo de ser contagiados salieron en masa a las calles para exigir justicia por Giovanni.

La violencia policial rompió la ficción de héroe y hombre fuerte que combate el virus y se pulverizó frente a la realidad de Jalisco. Además, dejó en evidencia el rostro criminal del Estado, que no necesitó spots publicitarios para hacerse presente en la opinión pública y que en cuestión de minutos logró detener y desaparecer físicamente a más de 80 jóvenes inconformes con las políticas restrictivas y el abuso policial. No hubo hashtag que salvara la conversación; liberar a los presos fue la medida que mitigó los daños a la imagen del gobernador, pero no resarció el daño causado a la ciudadanía.

Por último, la unidireccionalidad en la comunicación de Alfaro de julio a diciembre se mantuvo, pero, al hacer responsables a la ciudadanía respecto de la acción colectiva y dejar en manos de ella la prevención del contagio, el gobernador renunció a su papel de líder moral y asumió uno más de tipo gerencial, que tomaba decisiones en grupo y conforme a datos, una versión de sí mismo que lo hacía lucir como un demócrata. Del caudillo, ungido por dios para combatir al virus, no quedó nada.

 

Referencias

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Agamben, Giorgio (2014). Estado de Excepción Homo Sacer, II, I. Buenos Aires: Adriana Hidalgo.

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Esposito, Roberto (24 de marzo de 2020). “Biopolítica y coronavirus”. Filosofía & Co. Recuperado de https://www.filco.es/biopolitica-y-coronavirus/

Foucault, Michel (2000). Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975–1976). México: Fondo de Cultura Económica.

Larrosa–Fuentes, Juan S. (julio–diciembre de 2020). “Political Talk, Conversation, Discussion, Debate, or Deliberation? An interpersonal Political Communication Definition and Typology”. Global Media Journal México 17(33), pp. 1–19.

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Robles, Paloma (13 de junio de 2020). En Guadalajara, ¿se cometieron levantones o desapariciones forzadas? A dónde van los desaparecidos. Recuperado de https://adondevanlosdesaparecidos.org/2020/06/13/en-guadalajara-se-cometieron-levantones-o-desapariciones-forzadas/

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Schmitt, Carl (2014). El concepto de lo político. Madrid: Alianza Editorial.

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