Eva Uranga de Zárate, “la señora Zárate”

Sergio Peniche

 

Yo conocí a la señora Zárate cuando ella tenía 52 años. Aunque en realidad el recuerdo más claro en mi memoria es de cuando ella tenía 63 y yo 11. No sé por qué esa edad en particular, pues ella siguió envejeciendo, igual que yo. Pero fue la imagen de esa señora amable que parecía siempre de la misma edad y cocinaba en la tele, la que se quedó conmigo toda la vida.

La señora Zárate fue una gran mujer, y siempre una mujer sencilla que estuvo en el lugar correcto, en el momento correcto y supo tomar cada oportunidad de vida que le llegó. Alguien la vio dando clases de cocina, le gustó su personalidad y carisma y la invitó a hacerlo en la televisión local. Y fue su carácter y determinación, menos común en las mujeres a finales de los años cincuenta, lo que la llevó a cambiar su vida sencilla por la de una figura pública por los siguientes 49 años, al conducir el programa de cocina con mayor duración en la historia de la televisión.

Eva Vicenta Uranga Roig nació en la Ciudad de México el 5 de julio de 1920, en una familia de artistas: hija de Lauro D. Uranga (violinista y compositor conocido por su canción “Alborada”) y la actriz Vicenta Roig Plaza, quien más tarde se casaría con el torero y también actor Víctor Vigiola Torquito, y sobrina de Emilio D. Uranga (compositor de “La negra noche”, entre otras canciones).

Comenzó a trabajar desde muy joven, incluyendo un papel como asistente personal de la actriz Gloria Marín durante algunos años, lo que a lo largo del tiempo asentó las bases de una amistad que más tarde la llevó a ser comadre de ella y Jorge Negrete, quienes fueron padrinos de bautismo de su hija mayor, Gloria del Carmen.

Su encanto e inteligencia fueron irresistibles para varios pretendientes en esa época en la que ella decía que nunca se casaría. Contaba, entre sus secretos de juventud, que en ocasiones tenía que despedir a uno de sus galanes en turno por la puerta delantera, y salir corriendo por la puerta de atrás de la casa para encontrarse con otro.

Decía su madre que mientras su hermana Fernanda era más guapa, Eva era la inteligente y simpática. En alguna ocasión, incluso el actor Andrés Soler, 22 años mayor que ella, la invitó a salir a pesar de la diferencia de edad que existía entre ellos, ante el desagrado de la familia de la joven Eva Vicenta.

Si bien ella decía que no se iba a casar, lo hizo en 1948, pero no con un hombre del medio artístico, sino con un militar, el general José Fernando Zárate Meneses, y juntos tuvieron dos hijas (Gloria del Carmen y Margarita Guadalupe) y un hijo (José Fernando).

 

“A mí no me gusta cocinar”

En 1954 un cambio de asignación para su esposo, “el General”, como siempre lo llamó su familia, aun en casa, los llevó a todos de la Ciudad de México a Guadalajara. Acostumbrada al trabajo desde joven, Eva siguió en busca de nuevas formas de seguir activa. Trabajó vendiendo productos Stand Home e impartía clases de cocina en su casa. Hacia 1957 lo hacía de forma más profesional en diferentes tiendas departamentales donde organizaba sesiones de “demostración” de las baterías de cocina Lamex, la compañía para la que trabajaba.

Un día Alberto Aguilar, gerente del incipiente Canal 6 de Televisión Tapatía, la invitó a dar clases en televisión. Fue el 1 de diciembre de 1960 cuando “Cocina al minuto” comenzó sus trasmisiones al aire, producida por Leandro Blanco, en un formato simple que en esencia se mantuvo por muchos años en los programas de cocina: una mujer en un set parecido a la cocina de su casa, platicándole a sus amigas las recetas del día y respondiéndoles las inquietudes que externaban a través de cartas o llamadas telefónicas. Su licencia fue la No. 125 de Locutor o Comentarista otorgada por la sep después de obtener su certificado de locución.

Antes de figuras como Julia Child (1912–2004) en los Estados Unidos, o de Chepina Peralta (1931) en la televisión nacional mexicana, y mucho antes de la proliferación de programas e incluso canales internacionales de televisión sobre cocina o los chefs celebridades, la Señora Zárate dio vida al primer programa de cocina en México y el más longevo en su género en la historia de la televisión mundial, el cual alcanzó a más de tres generaciones de televidentes, particularmente en Guadalajara y los estados del occidente de México.

No era una chef de televisión como las versiones de hoy, modernas y sofisticadas. No buscaba la elaboración complicada de los platillos. Ella daba clases de recetas tan fáciles de preparar, con ingredientes tan fáciles de conseguir, que cualquiera podía hacerlas. Las creaba, las adaptaba o las traducía de libros en inglés o francés que leía durante las noches, con la intención de que fueran parte de un menú simple y cotidiano con sabor de hogar.

En 1963 la señora Zárate migró con todo y su cocina a Televicentro, contratada por el señor Mario Rincón, director de Televisa Guadalajara, y su programa comenzó una nueva etapa con el nombre “Cocine Mejor”, en el Canal 4, que se convertiría en su casa durante los siguientes 47 años. Este nuevo programa comenzó el lunes inmediato a la terminación de “Cocina al minuto” en Canal 6, lo que significó que ella nunca interrumpió su trabajo en televisión. El formato permaneció por muchos años siendo prácticamente el mismo, hasta que en 1984 el programa sufrió varias modificaciones con la adición de otras secciones de entrevistas, entretenimiento y reportajes, ampliando su duración de 30 a 90 minutos pero siempre en vivo (excepto en contadas ocasiones en las que se grababa con anticipación por vacaciones, o que se tenía que repetir algún capítulo por cuestiones de salud), y manteniendo la clase de cocina como eje del programa. Su nuevo nombre dado por el señor José Luis Guasch, director general en turno de Televisa Guadalajara, fue “Hasta la Cocina”, que se mantuvo hasta su finalización en el año 2010.

La señora Zárate contaba que cocinar no era su actividad favorita. Incluso decía que la última tunda que le tocó en su casa siendo niña fue por no ser capaz de cocinar algo que su mamá le había pedido.

En la era actual, la era del contenido de entretenimiento en medios digitales, la era del snapchat y donde la información en redes sociales es rápida y desechable, no es fácil comprender que un programa de televisión se haya mantenido al aire durante tantos años. Pero la simplicidad del mensaje, la frescura y autenticidad de la conductora y, más importante aún, las clases de cocina tan básicas que la gente esperaba con ansia todas las semanas, de lunes a viernes, la hicieron permanecer en el gusto y el estómago de las familias tapatías. El encanto de su programa residía en que era una mujer ordinaria, cercana, platicaba con la gente, sus “amigas”, como ella las llamaba. Y contaba chistes a las chicas de maquillaje mientras la preparaban para salir al aire, chistes que también contaría mientras preparaba la receta del día. O hacía bromas durante el programa con Rutilio, José, Raúl o “el Muñeco”, los jefes de piso que trabajaron tantos años con ella, o con los camarógrafos en el estudio desde donde trasmitían.

Fueron casi 50 años los que la señora Zárate se mantuvo al frente de su programa de cocina, acompañada de su nieta Martha Olveda durante los últimos 20 años, y que se convirtió en su pareja inseparable en la pantalla. En el año 2003, época en la que el programa era producido por Jorge Monné, la señora Zárate se hizo acreedora a dos Récords Guinness: uno, por ser la conductora de cocina con mayor tiempo al aire, y otro por ser el programa en su género con mayor tiempo al aire de trasmisión. Al 28 de enero de ese año había cumplió 6,610 horas de trasmisión y 11,232 trasmisiones, aunque continuó otros siete años más, de forma ininterrumpida, hasta su retiro el 17 de enero del 2010, cuando su salud ya no le permitía la misma libertad que antes, y ella junto con su familia tomaron la decisión de dejar la televisión.

La señora Zárate fue muy querida por toda la gente con la que trabajó. Su carácter cariñoso y simpático se ganaba a quienes la rodeaban. En “el Canal”, como familiarmente se refieren a la estación de televisión, le llamaban cariñosamente “la Abue”, o “mi Abue”. La gente relacionaba su imagen amigable con Sara García, aquella actriz de la época dorada del cine mexicano. Normalmente ella llevaba a su casa la comida que había cocinado, eso si no lo compartía con el staff de producción, o era devorada por el resto de los empleados de oficina o de los otros estudios en la televisora, que cuando veían el programa en los diferentes monitores, si se veía bueno y antojable, siempre corrían a “saludarla” al final de la transmisión.

Si uno piensa en la señora Zárate, hay una característica que viene inmediatamente a la mente: su memoria prodigiosa. Era una biblioteca de recetas ambulante. Su memoria fue su mejor arma durante todos esos años. No había receta que le preguntaran al aire, por teléfono, en una carta o en la calle de la que no supiera describir sus ingredientes y preparación. Y si no la sabía, respondía con tal seguridad que no dejaba dudas de su experiencia.

Además de los dos récord Guinness que ella y su programa obtuvieron en el año 2003, se le hicieron en vida innumerables reconocimientos a su trayectoria, entre los cuales destaca una figura de cera en el Museo de Cera de la ciudad de Guadalajara, que fue develada el 22 de febrero del 2006, y el nombramiento de una calle en su honor por parte del Ayuntamiento de Guadalajara, en el fraccionamiento Los Artistas, al noreste de la ciudad, el 1 de diciembre de 2008, como parte de la celebración por el Aniversario 48 del programa de televisión. Fueron más de seis meses en la elaboración de la figura de cera, desde la toma de fotografías y su desarrollo, hasta las últimas etapas en las que se requirió su presencia varias horas al día para lograr el mayor parecido, un proceso que le fue muy divertido, incluso les proporcionó el vestuario y accesorios que la figura utilizaría.

Televisa Guadalajara renombró al Estudio “C”, donde se producía el programa de “Hasta la cocina” como “Estudio Señora Zárate”, así como el Museo Infantil Trompo Mágico, donde también se colocó una placa con su nombre en su estudio de televisión interactivo.

 

El cariño por su audiencia

Su mayor preocupación siempre fueron los televidentes. Recibía cientos de cartas por semana en la que le pedían o le mandaban recetas, y más de alguna señora recién casada agradecía sus clases porque eso la había “ayudado a salvar su matrimonio”. Tres generaciones de mujeres, tres generaciones de familias fueron sumándose como audiencia.

Cada año, para las épocas decembrinas hacía su llamada “Fiesta de las canastas”, en la que conseguía que todos sus patrocinadores aportaran diversos productos para las despensas que regalaba a sus televidentes a través de un concurso de recetas. Había ocasiones en las que las invitaba a cocinar en vivo durante el programa la receta que hubiera ganado el concurso en turno. Y durante los veranos, aprovechando las vacaciones escolares, invitaba a los hijos de la teleaudiencia a cocinar sus platillos favoritos, así fuera a preparar un huevo estrellado o un pan francés.

Y, ante todo, fue muy comprometida con sus clientes, sus anunciantes. Le ponía amor a sus menciones en vivo. Los anunciantes no pagaban por el anuncio: pagaban porque ella lo dijera y mejor aún cuando ella ponía su “sazón” al guion, porque sabía cómo llegarle a su audiencia de la manera más natural y auténtica.

Jamás se le subió a la cabeza la fama. Siempre tuvo detalles para la gente que se acercaba a saludarla con cariño en donde la encontraran. Siempre con una sonrisa. Yo lo sé porque trabajé con ella.

Pero tuve la gran fortuna de que también fue mi abuela. De que crecí teniendo su amor todos los días de mi infancia, y su consejo ya más grande. Era mi amiga y mi cómplice. Y su experiencia con la cocina además nos fue de mucha utilidad para fines didácticos. Para una clase de ciencias naturales nos dejaron de tarea hacer la típica maqueta de la célula, y cuando ella nos vio en casa a un par de compañeros y a mí haciéndola en plastilina, nos detuvo y nos llevó a la cocina para preparar una célula de gelatina verde con un huevo cocido por núcleo, fideos por ribosomas, frijoles por mitocondrias, etc., cubiertas por una capa de grenetina trasparente.

Naturalmente, era también una amante del buen comer, pero particularmente de los postres. Cuentan que cuando estaba embarazada de su segunda hija le cuidaban mucho la alimentación, particularmente con los dulces, y que en alguna ocasión se salió a caminar al parque, y al regresar, su marido la cuestionó con una gran sonrisa porque el suéter negro que llevaba puesto estaba cubierto de granos de azúcar y migajas del pan dulce que se había comido a escondidas.

Sus platillos favoritos eran milanesa con puré de papás y espagueti. Todas las noches cenaba su café con leche y su concha, y tenía su vaso de agua a mano. Eran su pequeño capricho antes de dormir para acompañar su infaltable sesión vespertina de las “comedias”, como ella se refería a las telenovelas de la noche. De vez en cuando un tequilita, y si se enfiestaba, un par más la hacían cantar con todo sentimiento la “Cruz de olvido”.

Dicen que “la vida comienza a los 40”. Para la señora Zárate fue así. Fue precisamente a esa edad cuando su vida cambió y redefinió su carrera comenzando la etapa que la consolidó como figura pública entre los jaliscienses. Publicó dos libros de recetas de cocina. Incursionó también en la industria del servicio de alimentos: tuvo un restaurante de comida tradicional mexicana enfocada en cocina del mar, además de un servicio de cocina económica.

Vivió una buena vida, larga y rica en experiencias y reconocimientos. Fue muy querida por la gente y sobre todo por su familia. Fue un gran ejemplo de mujer que enviudó joven y sacó adelante a sus tres hijos con esfuerzo, dedicación y cariño. Tiene 8 nietos y 13 bisnietos. Y fueron 49 años ininterrumpidos del programa al aire.

Su sentido del humor la acompañó hasta el final. Aun con su salud ya menguada, cada visita al doctor, cuando este estaba por ponerle el estetoscopio, jugueteaba diciéndole que primero la invitara a salir.

La señora Eva Uranga viuda de Zárate murió el 28 de marzo del 2015, a los 94 años de edad. “Una leyenda de la televisión en Jalisco”, “pionera de la televisión mexicana”, se refirieron a ella los diarios al publicar la noticia de su muerte.

Le diría ella con una gran sonrisa para despedirse: “Que le vaya, ¡pero muy bonito!”

 

Referencias bibliográficas

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Uranga de Zárate, E. (1993). Las Recetas de la Sra. Zárate. Guadalajara.

“La señora Zárate se despide de la televisión” (2010, 2 de febrero). El Informador.

“Muere la señora Zárate” (2015, 28 de marzo). El Informador.

“Fallece la señora Zárate… en paz descanse” (2015, 29 de marzo). El Occidental.

Zazueta, O. (2015, 29 de marzo). “La última receta de la Señora Zárate”. Mural.

Revista Actitud XXI México (2008). “Ayuntamiento de Guadalajara felicitó a la Señora Zarate por los 48 años de su programa Hasta la Cocina”. 2 de diciembre. Disponible en: http://actitud21.blogspot.mx/2008/12/ayuntamiento-de-guadalajara-felicit-ala.html

Redacción Proyecto Diez (2015). “La cocina tapatía no será igual: Murió la Señora Zárate”. 28 de marzo de 2015. Disponible en: http://www.proyectodiez.mx/la-cocina-tapatia-no-sera-igual-murio-la-senora-zarate/

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Serna Terán, C. (2013). Tragones TV. Diario de un Tragón. 19 de agosto. Disponible en: https://csernat.wordpress.com/tag/la-senora-zarate/

Redacción Proyecto Diez (2015). “Tapatíos recuerdan a la #SeñoraZarate en Twitter”. 28 de marzo del 2015. Disponible en: http://www.proyectodiez.mx/tapatios-recuerdan-a-la-senorazarate-en-twitter/