Carlos Crôtte: la mente detrás de Sixto, el eterno niño de seis años

Dulce Nataly Figueroa Santana

 

Carlos Rafael Crôtte (pronunciado como “Crot”) Padilla nació en Orizaba, Veracruz, el 18 de diciembre de 1949. Carlos creció y vivió en Guadalajara. Fue el creador e intérprete de Sixto, una marioneta de trapo azul que simboliza a un niño de seis años, y que debutó por las tardes en el programa Rete Divertido, transmitido por la señal del Canal 6, de 1982 a 1997. Las emisiones fueron emitidas a toda la República Mexicana, al sur de Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe. De su imaginación surgió el universo de más de 70 personajes. Crôtte falleció el 29 de abril de 2020, a los 69 años de edad.

 

Ser trotamundos de la historia

Entre tantos valores y responsabilidades que se ciñen sobre el periodismo no debería faltar la regla de jugar. Una regla a veces olvidada, pero que coexiste con uno de los oficios que parecen predilectos para soñar a ser trotamundos, a entrevistar al artista, al jugador de futbol del equipo favorito o para estar en el día y el momento correcto de alguna situación vana y memorable.

En este proceso de imaginarios y juegos, me parece que entre las cosas que el buen periodista puede hacer mejor es surcar el pasado. A mis entrañables profesores de la universidad les he escuchado decir que, además de observar, nombrar y escribir sobre la vida presente, el periodismo también versa sobre la historia y acude a ella. Y con ella se investiga, se viaja, se experimenta el asombro, se aprende, se juega.

La periodista que escribe este texto tuvo que jugar para no aburrirse. Tal como Alessandro Baricco lo piensa, y lo comparto, la mía es una generación impávida, a la que en ocasiones los registros de la historia no parecen hacerle mayor gracia. A una generación de mentes incubadas en un gigantesco paradigma tecnológico y mediático, el instinto por jugar y observar a un fenómeno como Sixto, y una mente como la de Crôtte, me condujo al hallazgo de un icono lleno de claroscuros, pero también de un artista y una creación indeleble para las generaciones que me anteceden. La historia me llevó a la metamorfosis y al retrato fidedigno de la televisión mexicana que en su momento reflejó las interacciones, los valores y las preocupaciones más profundas de una época en la que tal vez se jugaba mejor.

Quizás hubiera sido más apropiado que un “sixtín”, una persona nacida en la década de los ochenta o los noventa escribiera lo agradable que fue ver al eterno niño de trapo azul en la pantalla chica por las tardes, como una representación legítima del sentir de aquellas generaciones. Pero desde mi ejercicio profesional pude proyectar la vida de entonces junto con fuentes de primera mano que vivieron esos días. Cuando le conté a una de ellas que tenía interés por revelar la sociodemografía de aquellas familias mexicanas, me respondió de forma inocente y sin pensarlo dos veces: “Pues muy felices”. Es por esto que decidí jugar con la historia, para encontrar y recordar juntos la identidad de Sixto, de Carlos y la de su público.

 

Caricaturas, melodrama, noticias y Sixto

Al momento en el que Sixto y su show aparecieron en 1982, la televisión y su programación en México habían dejado ya su etapa incipiente y experimental. La evolución de las telecomunicaciones, de la mano de los núcleos familiares en 1970, abrieron la antesala que más tarde sería un terreno fértil para nuevas tecnologías, géneros televisivos y también para que la imagen del público infantil y familiar cobrara relevancia y representatividad en la pantalla (Guadarrama, 1999).

En aquel entonces la televisión abierta exploró canales, programas y tramas que establecerían un catálogo particular, dotado de influencias estadounidenses. Canales de señal abierta como el 2, el 4 y el 5; programas como el de Chespirito y géneros como la telenovela —la cual se mantuvo como un producto cultural longevo—, el melodrama, el deporte y el humor para adultos como La carabina de Ambrosio, producidos en su mayoría por el consorcio Televisa de la familia Azcárraga, en medio de esta transición progresiva e imparable hacia las telecomunicaciones.

A partir de esta oferta, Sixto Retedivertido y el imaginario social del público convivieron por un tiempo en una programación mixta y dedicada al entretenimiento y a la información con noticiarios ya establecidos, con producciones tanto nacionales como extranjeras.

En la década de los ochenta la familia mexicana era más pequeña, urbana y planificada que en sus anteriores versiones. Por un lado, de 12 millones de viviendas, dos tercios de ellas estaban ubicadas en la ciudad, y por otro, experimentaron una reducción en el número de hijos, con 3.1 hijos por hogar (López e Izazola, 1994). Además, entre 80 y 90% de los hogares disponían de radios o televisores a color, aparatos vitales para la convivencia y la dinámica familiar (Álvarez, 1993).

En este periodo surgieron televisoras estatales y regionales. En el caso local, se fundó el Canal 6 en Guadalajara por la empresa Televisión Tapatía de Alejandro Díaz Guerrero, que después, debido a deficiencias económicas y una fuerte competitividad en el mercado emprendida por Televisa, se fusionaría con el Grupo dk para retransmitir finalmente todos sus programas de barra infantil en el Canal 4 la mayor parte del tiempo al aire (Paláu–Cardona, 2011). Estos son el momento y lugar exactos que recibieron al universo de Carlos Crôtte y a Sixto.

En este contexto, programas familiares e infantiles se erigieron con fuerza. Televisa sostuvo su rating con el melodrama y la telenovela, cuyos temas trataban de captar la atención de madres y jóvenes al contar con representaciones narrativas sobre romance, matrimonios, la planificación y la herencia familiar, la desigualdad socioeconómica y otras problemáticas sociales.

Al mismo tiempo, las niñas y los niños mexicanos se convirtieron en un público todavía más activo y se enfrentaron a una oferta muy particular de caricaturas y shows como Daniel el travieso, Los Picapiedra, Los Pequeños Muppets, Los Pitufos, Los Cazafantasmas, Plaza Sésamo, Los Caballeros del Zodiaco, Candy, Súper Campeones, Garfield, Dragon Ball y Ranma 1/2 (Guadarrama, 1999). Más adelante, ya en la década de los noventa, los programas de concurso despuntaron y las familias se sumaron como protagonistas de la pantalla. Germinaron programas como El Gran Juego de la Oca, A la cachi, cachi porra, Atínale al precio, Jeopardy y En familia con Chabelo, entre otros.

Es en este catálogo híbrido, dispuesto a entretener y educar a los niños y a la familia, como se da el ambiente mediático propicio para Retedivertido, un coctel televisivo que adoptó una estructura colaborativa con el público y el cual se convirtió en un eslabón cultural y didáctico para las generaciones que crecieron junto a él.

El 3 de marzo de 1982 comenzó la aparición de Sixto entre las pausas de las caricaturas, como un promotor de ellas, junto a la conductora y locutora Aída Cano. Después Sixto tuvo su propio espacio en la barra infantil por las tardes, con la característica de ser episodios comúnmente coyunturales para festividades como Navidad, el Día de los Reyes Magos, el Día del Niño o el Día de las Madres.

Este muñeco azul, de aguda inteligencia y sentido del humor pueril, tejería una memoria íntima y perdurable, a la par de las turbulencias económicas, políticas y sociales del orden mundial de esos años, durante los mandatos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari.

 

Un hombre bromista y atormentado

Yo llegué en 1986 y desde el primer momento hubo química entre Sixto y yo. Obviamente cuando yo estaba frente a las cámaras, yo sabía que era un muñeco, pero cuando el licenciado Crôtte lo tomaba en sus manos le daba alma, y lo maravilloso para mí fue encontrarme con esa alma que podía palpar y podía sentir.

Sergio “Checo” Amezcua, conductor de Retedivertido, en una entrevista de 2003.

Todo artista es una persona descontenta. Desde el que hace música, artes plásticas, escenografía, hasta el que hace poesía o literatura. Los artistas sufren y les duele la realidad, son gente atormentada. Por eso proponen transformarla, con colores, texturas, notas, sincopados, o arquitectura. Mi tío, un artista nato, era una persona muy atormentada a la que no le gustaba la realidad, por eso intentó transformarla con música, fiesta y alegría.

Ismael Crôtte Ávila, sobrino de Carlos Crôtte, 2021

Era bromista, inteligente, alegre y ruidoso. Carlos Rafael Crôtte Padilla, oriundo de Orizaba, Veracruz, creció y vivió los 69 años de su vida en Guadalajara. De una familia con seis hijos, Carlos fue el cuarto. Su madre, un tapatía típica de ascendencia francesa, de clase alta y de gran capital intelectual en estudios e idiomas, se enamoró y formó una familia con un obrero de peculiaridades autodidactas, quien progresivamente adquirió el puesto y experiencia de un ingeniero en diseño de planos y hornos para distintas cementeras de México.

En su infancia Carlos tuvo limitaciones económicas para poder adquirir una educación consistente, pero insaciable por la inquietud de conocer y estudiar que lo caracterizó toda su vida. De adulto y aun habiéndose convertido en padre, logró financiarse su propia educación para finalmente egresar de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de Atemajac (Univa) en la primera generación de esta carrera. Su apellido de origen francés, Crôtte, fue destrozado por el mismo a “Crotté” y replicado en su medio de trabajo y hacia los medios de comunicación, al creer que su nueva pronunciación era más elegante y sofisticada. Al término de sus estudios emprendió la agencia de publicidad creo, que colaboró con famosas marcas como Bancomer, Banamex, Firestone, Muebles Diana y Leche La Purísima, mientras Sixto, poco a poco, comenzaba a cobrar vida en su mente.

Ismael, su sobrino mayor, recuerda a Carlos como un personaje público, pero también como un tío musical, alegre y jocoso, distante de un hombre soez o vulgar. Instrumentos como el piano, el teclado, las claves, las maracas y la guitarra formaban parte de su repertorio intelectual y hacían de él una persona virtuosa:

Recuerdo con mucha alegría esta broma. Yo era ya un adulto, trabajando en Cancún. Había terminado y egresado de la Universidad de Houston y trabajaba en el Hotel Presidente Intercontinental Cancún, uno de los más importantes y famosos de México. Era mi cumpleaños 25 y me habló por teléfono para felicitarme. Me dijo: “Oye hijo, ¿que en Cancún ya no se va la luz?” Y yo ya tenía meses trabajando ahí y pues no se iba la luz, ni en las casas ni en los hoteles. Yo le dije: “Es cierto, aquí ya no se va la luz”, y me respondió: “¡Pues sí, a dónde se va, ¡ya no tiene a dónde irse, estás en la punta de México!”

En su familia, en palabras de su sobrino, era “el terror”. Carlos cometía travesuras y bromas muy inteligentes a la vez de inofensivas, que no atentaban contra la estima de las personas que las experimentaban. Estas cualidades se canalizarían al darle vida a su intrépido muñeco de trapo. En un principio, Sixto, de color azul por la paleta institucional del Canal 6, sería solo el promotor de la barra infantil. Sin embargo, tras su éxito en la televisión Carlos desplazó su faceta de publicista para dedicarse de lleno a su carrera televisiva, que dio crédito a la fundación de su propio show Retedivertido, dedicado a transmitir conocimiento, fomentar el amor propio y la superación personal a través de cápsulas culturales y concursos en donde ganaba por la inteligencia, la velocidad y la destreza.

La inquietud de Carlos por investigar y estudiar quedó entonces replicada en su creación, pues tanto el hombre como el muñeco tenían la intención de despertar la curiosidad de los niños para descubrir el mundo y entenderlo. En este auge, el consorcio de Televisa, liderado por Emilio Azcárraga Milmo, al querer ganar terreno mediático en la urbe tapatía, posicionó sus propios programas en el mismo horario con “valores” que contrastaban con los que Sixto y su show transmitían. Surgieron otras producciones que presentaban situaciones como la discriminación y el clasismo para entretener y obtener rating.

Para entonces el programa y el mismo canal habían sido desmantelados después de la crisis económica y mediática que padecieron. Y Crôtte se había vuelto víctima de su propio personaje. Sin advertirlo, el hombre detrás de la marioneta experimentó una simbiosis problemática con Sixto. El personaje terminó devorando al hombre privado, quien no pudo sobrevivir al fin del programa. Lo que sería solo el principio del fin, mermó el estado emocional y anímico de su creador.

Era buen compañero de trabajo. Un poco soberbio en cuanto a sabiduría y conocimientos, pero en la chamba era un amigo más, con todos, con los sindicalizados, con los que cargaban lámpara y cables… era muy querido por la gente del canal 6, y de gente que sigue produciendo programas de noticias. Fue un muy buen compañero de trabajo, amado. Aunque sí tenía un dejo de soberbia en cultura y educación, exigía muchísimo.

Carlos pudo retomar su carrera de publicista, pero no lo hizo. Como una sombra, Sixto asedió a su creador en buenos y malos momentos. Y aunque su desaparición de la televisión local y nacional fue definitiva, Carlos pudo darle vida algunas veces más, durante fiestas locales y encuentros. Conocimiento, ética y alegría, es el legado de Carlos Crôtte en la televisión tapatía y en su público.

 

Epílogo

Del 31 de junio al 2 de septiembre de 2018 se realizó un homenaje a Sixto y el “Club de los sixtines” en el Palacio de la Comunicación y los Congresos (Palcco) en Guadalajara, con la exhibición de más de 20 piezas de colección originales. La galería, dirigida por Juan José Rodríguez, presentó a los personajes a los que les dio vida. Además de Sixto, se mostró a Aminowana, Apapache, Durixto, Sixtorero, Juan Ciego, Renanito, La Mona Risa y Granito Marmolejo, entre otros.

 

Referencias

Addams, L. (30 de abril de 2020). Recordando a Carlos Crotte, creador de Sixto. Milenio. Recuperado de: https://www.milenio.com/ocio/carlos-crotte-muere-fallece-creador-sixto

Álvarez, J. (1993). Enciclopedia de México, Tomo xiii, México: E. de M.

Canal 44 (2018). Homenajean al personaje azul Sixto en palcco. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=WRiXx_XMee8&ab_channel=Canal44

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Guadarrama, L. (1999). Géneros Televisivos en México. Un paseo por la Geografía de Cuatro Décadas. Convergencia, 19, pp. 179–205.

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López, M. Izazola, H. (1998). Dinámica familiar y televisión. Un estudio sistémico, México: UAEM.

Paláu–Cardona, S., et al. (2011). Radiografía de la televisión en la zona metropolitana de Guadalajara. En Larrosa–Fuentes, J. (coord.). Medios de comunicación y derecho a la información en Jalisco, 2010. Guadalajara: ITESO.

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