Novedades en el tratamiento informativo de las epidemias: de medios de comunicación alternativos y estrategias de comunicación social

Por Diego Armando Mejía Picón

 

El 23 de abril, el Secretario de Salud Federal, José Ángel Córdova Villalobos, en cadena nacional y desde Los Pintos, dio a conocer las medidas acordadas en coordinación con la Secretaría de Educación Pública, frente a la contingencia sanitaria por el brote del virus de la Influenza Humana tipo AH1N1. Horas después, un diario capitalino publicó en su portal de Internet una nota que decía: “La Secretaría de Salud emitió una alerta nacional, al registrarse 20 muertes por influenza en las primeras tres semanas de abril, algo que consideró atípico o inusual” (El Universal: 23/04/2009).

El jueves 24 de abril el encabezado del mismo periódico advertía: “Paran clases por influenza”. La capital del país se inmovilizó. Las televisoras y radiodifusoras, tanto en sus emisiones nacionales como locales, montaron una impresionante transmisión continua de información sobre el nuevo virus, la cual se prolongó durante más de 48 horas. En todos los programas de las cadenas nacionales, que adoptaron un carácter noticioso a diferencia de sus enfoques cotidianos, se recomendaba a la gente no salir de su casa, lavarse las manos continuamente, usar tapabocas y alejarse de quienes presentaran síntomas de infecciones respiratorias. Las imágenes del Distrito Federal, transmitidas a toda la República, eran las de una ciudad fantasma. En aquellos días pocos salieron a trabajar, los niños no asistieron a la escuela y las familias permanecieron en sus casas.

 

De los medios tradicionales a la red

El tratamiento de la información sobre la influenza en México se dividió en dos ramas: la de los medios convencionales, que incluyen a la televisión, la radio y algunos periódicos; y los medios alternativos, entre los que se encuentran los portales en Internet de distintas instituciones, blogs personales y redes sociales electrónicas.

La diferencia entre ambos medios de comunicación es el enfoque informativo. En los medios convencionales el planteamiento fue reiterativo: la radio y la televisión, al transmitir en vivo y con un alcance masivo, se centraron en dar información oficial, en recordar las medidas de contingencia recomendadas por las autoridades sanitarias y en las actualizaciones sobre las cifras de la epidemia.

Por otro lado, los medios alternativos anclados a la red, muchos de ellos portales de universidades o de académicos, se dedicaron a brindar información especializada y dirigida a comunidades y públicos muy específicos. En estos espacios los cibernautas encontraron información diversa y plural: textos históricos con narraciones del desarrollo de epidemias en otras geografías y tiempos; estadísticas globales, regionales, nacionales y locales que reportaban sobre el avance del virus; historias personales de ciudadanos que contaban su percepción del problema; entre muchas otras cosas. A diferencia de la información convencional, la alternativa tiene la ventaja de que no es inmediata sino permanente, no es fugaz como la que emiten la radio y la televisión. La desventaja es su alcance reducido (por la brecha digital) y que la confiabilidad de las fuentes es muy variable.

En los medios convencionales se trató de indagar el origen de la epidemia: una de las versiones apuntó a que el virus AH1N1 apareció en una granja trasnacional de crianza de cerdos, ubicada en el municipio La Gloria, en el estado de Veracruz; otras versiones decían que el virus se desarrolló en Estados Unidos y posteriormente emigró al país; algunos más aseguraban que la enfermedad no era más que un mero invento del gobierno para encubrir actividades legislativas de dudosa legitimidad, incluso llegaron a relacionar la situación con la “Doctrina del Shock” de Noami Klein, en la que el gobierno usa a los medios de comunicación para confundir a los ciudadanos y hacerlos obedecer ante una situación de catástrofes.[1]

En contraparte, uno de los aciertos de los medios convencionales fue la reiteración de las medidas sanitarias para prevenir la infección: la emergencia alineó a los eternos rivales en radio y televisión y por algunas semanas se dedicaron a difundir las disposiciones para evitar contagios y explicaban la forma más eficiente de lavarse las manos y cómo reducir el riesgo de expansión del virus al estornudar, cómo detectar si la enfermedad era una simple gripa o un caso de influenza AH1N1 y qué hacer en caso de sospechar de un posible caso de infección.

En un esquema alternativo, dos universidades del país jugaron un papel importante en la comunicación durante el brote de influenza. La primera fue la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que puso a disposición de la comunidad universitaria y del público en general un portal en Internet para mantener al tanto de la influenza. El sitio, desde entonces, ofrece aportaciones de especialistas médicos, bacteriólogos, parasicólogos, virólogos, epidemiólogos, ecónomos y sociólogos, que integran el Subcomité Técnico-Científico de la Universidad sobre el tema. Después, la Universidad de Guadalajara (UdeG) anunció la creación del Comité Universitario Único de Contingencia ante la Influenza, conformado por especialistas académicos, investigadores y directores de hospitales. Estos medios, a diferencia de Televisa o TV Azteca, tuvieron el tiempo, los recursos y la disposición para generar datos e información mucho más confiable y certera.

 

Epidemias y comunicación social: el desastre jalisciense

Luego de que el virus AH1N1 puso de cabeza a la capital del país y a varios estados de la República, la influenza tardó en llegar a Jalisco, o por lo menos ésa es la versión de las autoridades responsables. El 26 de abril, tres días después de que el Secretario de Salud Federal emitiera una alerta sanitaria de alcance nacional, Emilio González Márquez, gobernador del estado, declaró que Jalisco se encontraba libre de influenza y que no había que preocuparse ni alarmarse; insistió en las medidas sanitarias requeridas a la población; y tranquilizó a los ciudadanos, pues explicó que el virus, con las debidas atenciones, era tratable.[2]

Sin embargo, a diferencia de otras entidades federativas, en Jalisco el sistema de educación pública no fue suspendido. Exceptuando a la Universidad de Guadalajara, siguieron asistiendo los estudiantes a preescolares, primarias y secundarias, ante el riesgo de contagio. Las declaraciones del gobernador contrastaron con las del “Comité Universitario de Contingencia ante la Epidemia de la Influenza AH1N1 Estacional Epidémica”, que sugería el cierre de escuelas desde el sábado 25. Por su parte, el director del Hospital Civil de Guadalajara, Jaime Agustín González Álvarez, informó que se atendieron 18 casos de posible influenza, de ellos, cinco “fuertemente sospechosos”. Emilio contestó públicamente al doctor y le solicitó tranquilidad y “tener conciencia” para que no se generara una “situación innecesaria” por declaraciones sin “sustento científico”. Mientras tanto, Alfonso Gutiérrez Carranza, entonces titular de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), aunque aparecía en las ruedas de prensa, su papel era de bajo perfil en las estrategias de comunicación social que el gobierno del estado implementó para hacer frente al problema de la influenza. Emilio González, sin ser médico o especialista en la materia, se convirtió el centro de atención mediática; situación diametralmente opuesta a lo que ocurrió en el seno del gobierno federal.

El 8 de mayo, dos semanas después de que se anunciara oficialmente la alerta nacional debido a un brote de influenza, y tras la muerte de tres posibles contagiados, el gobierno del estado modificó su postura. Ahora, el gobernador declaró que: “la epidemia ya está en nuestro estado y tendremos que actuar en consecuencia”, y anunció que se prolongaba la suspensión de clases y labores en lugares de concentración masiva hasta el 18 de mayo.[3]

Días después, el gobernador hizo uso de su elocuencia cuando comparó las cifras de la influenza en Jalisco, con otros padecimientos como neumonías, diabetes o problemas cardíacos y minimizó los estragos de lo que semanas después se sabría era una epidemia de alcances mundiales: “Miren, en lo que va de este año han fallecido 18 personas por este virus; son muchas, por supuesto, pero traigo algunos números de otras enfermedades que han causado la muerte de jaliscienses. De diabetes en el año pasado murieron cuatro mil 896 personas; de enfermedades del corazón, tres mil 848; de enfermedades cerebro-vasculares, mil 778; de neumonía murieron mil 294, y de influenza A H1N1, 18”.[4] En el mismo evento hizo referencia a que los casos de dengue iban disminuyendo.

 

Emilio y sus apariciones en televisión

En plena campaña electoral, Emilio lanzó una serie de spots televisivos y radiales para prevenir la propagación de la influenza, donde aparecía su imagen y voz. Esta decisión violentó las nuevas diposiciones incluídas en la reforma al código electoral en 2006 y el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (IEPCEJ), en voz de su presidente, David Gómez Álvarez, le pidió al gobernador que retirara la campaña publicitaria para evitar inequidad en la contienda, pero éste se negó, alegando que por tratarse de una emergencia sanitaria no se violaba ninguna ley.

Consecuentemente, instituciones políticas como el PRI Jalisco, y asociaciones civiles como Conciencia Cívica o fundación FIND se manifestaron al respecto. El PRI envió una atenta carta al gobernador pidiéndole res-petara los tiempos electorales, mientras Conciencia Cívica y FIND presentaron una denuncia contra Emilio González ante el Congreso de la Unión, el Instituto Federal Electoral y la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales, argumentaron que sus spots violaban el artículo 134 de la Constitución Federal y el 116 bis de la Constitución del Estado, que prohíben nombres, imágenes, voces o símbolos que promocionen al servidor público.

La campaña de difusión de Emilio duró diez días, pero regresó a mediados de noviembre. Al cierre de la edición del presente informe, el gobernador una vez más aparecía a cuadro en las pantallas de televisión y su voz en la radio, informando sobre la situación de las epidemias en Jalisco. Lo cuestionable de éstas políticas de comunicación social es que se ha privilegiado la exposición mediática del gobernador y no una estrategia efectiva de prevención de la epidemia.

 

La transparencia y la nueva enfermedad: el dengue

Dentro de la improvisación que manejó el gobierno del estado en términos de comunicación en 2009 con respecto a las alertas sanitarias (habría que escribir un informe entero para dar cuenta de las erratas en materia de salud en este tema), Emilio González Márquez se comprometió a no ocultar información ni maquillar cifras (en alusión a la influenza y al dengue): “Yo sé que hay estados que maquillan la información, hay entidades fuera de Jalisco que registran uno de cada tres casos. Mi compromiso es siempre con la verdad. Temamos a la mentira, a la verdad no hay por qué temerle” (El Informador: 16/10/2009).

En Jalisco, el dengue, según las autoridades estatales, estaba controlado; sin embargo, la epidemia llevaba varios meses guardada en los cajones de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ). La realidad en las calles desmentía los números oficiales, pues la cantidad de infectados crecía exponencialmente.

Ante la negligencia del gobierno, la Universidad de Guadalajara emergió como un actor que generó contrapesos en el espacio público. Mientras Lucía Salazar Montes, Jefa de Epidemiología de la SSJ, aseguraba que hablar de epidemia era impreciso, pues los casos se habían presentado en Cihuatlán y Puerto Vallarta, el “Observatorio de la Salud de la Universidad” informaba que el índice de infección de dengue hemorrágico había aumentado mil por ciento con relación a 2008.

Para octubre, Guadalajara se encontraba en la lista de los doce municipios más afectados por casos de dengue. En noviembre, el diario El Informador hizo un corte de caja de los contagios en el estado: 2,432 de dengue clásico y 477 de hemorrágico, un total de 2,909 casos, de los que mil 963 correspondían a la Zona Metropolitana de Guadalajara (Guadalajara, Tonalá, Tlaquepaque y Zapopan).

Las cuerdas se tensaron aún más por la imagen que tenía el entonces secretario de la SSJ, Alfonso Gutiérrez Carranza, quien en repetidas ocasiones se vio envuelto en polémicas, sobre todo por su negligencia cotidiana, reflejada en ejemplos como su postura reprobatoria ante la despenalización del aborto en Jalisco; por su negativa a realizar un estudio de contaminación en Miravalle solicitado por la Secretaría del Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable; por las irregularidades en la Unidad de Trasplantes del Hospital Civil de Guadalajara; y por sus omisiones en el caso de la muerte del niño Miguel Ángel debido a la contaminación del Río Santiago. El 29 de septiembre de este año, por “motivos personales”, Alfonso Gutiérrez Carranza renunció a su cargo. Una dimisión esperada desde marzo de 2008. En su lugar colocaron al entonces presidente municipal de Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, quien ya en un periodo anterior había sido Secretario de Salud del Estado.

 

Colofón

La información que reciben los ciudadanos para el cuidado de su salud es muy delicada, pues de ella depende el prevenir situaciones de riesgo. Lo lamentable, en el caso de Jalisco, es que observamos a un gobierno que no genera campañas informativas de calidad en los medios de comunicación electrónicos; que oculta y maquilla las cifras de contagios en aras de aparentar que tiene el control; y que hace uso de recursos púlbicos para promocionarse a sí mismo en mensajes que de forma deficiente, informan a la población sobre estos temas de salud.

 

[1] Klein, Noami (2007). La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre. Paidós: España.

[2]. Gobierno del Estado de Jalisco (2008). “Jalisco toma medidas contra la influenza”. Guadalajara: www.youtube.com/watch?v=E83zAS4etGU.

[3]. Gobierno del Estado de Jalisco (2008). “Nuevas medidas sanitarias contra la influenza”. Guadalajara: www.youtube.com/watch?v=Og2D3XrvRNI

[4]. González Márquez, Emilio (2009). “Discurso pronunciado en la inauguración de las obras de remodelación y ampliación del Centro de Salud “Nicolás R. Casillas” en San Agustín en Tlajomulco de Zúñiga”. Guadalajara: www.jalisco.gob.mx.