2013: un año marcado por despidos en diversos periódicos de Guadalajara

Perla Araceli Blas Alvarado

 

Escribir a media luz mientras tomas una taza de café y fumas un cigarro es el cliché de la vida laboral de un periodista. En la realidad, este cliché es un lujo que algunos se dan de vez en cuando, pues las condiciones laborales de los periodistas de Guadalajara, desde hace tiempo, no son las mejores. Este texto es el resultado de un año de dar seguimiento a casos puntuales de despidos a periodistas locales y de tres años de documentar las condiciones laborales de los periodistas en la zona metropolitana de Guadalajara (Blas Alvarado, 2011).

El año 2013 fue complicado para los profesionales que laboran en medios de comunicación en Guadalajara, especialmente en los periódicos. Alrededor de 60 personas, entre periodistas, fotorreporteros, editores, trabajadores en las mesas de redacción, diseñadores, administrativos, personal de rotativas y circulación, perdieron su puesto laboral dentro de la industria periodística. Si bien no se dieron recortes masivos en un solo periódico, como fue el caso de ocho Columnas en 2010, que luego de su cierre quedaron sin empleo 400 personas (Ramírez Flores, 2011), los despidos se fueron dando paulatinamente en diversos periódicos entre abril y septiembre de 2013. Los motivos de la pérdida del empleo en estas historias son muchos: recortes de personal, despidos disfrazados por ineficiencia profesional o por “renovación” del medio de comunicación, o las renuncias forzadas luego de que las empresas eliminaran contratos o prestaciones de ley a los trabajadores.

El desarrollo profesional de un periodista se vuelve una carrera de resistencia: se tiene que no solo lidiar con un bajo salario sino sortear los intereses políticos y económicos de los dueños de las industrias mediáticas o los liderazgos impositivos y autoritarios  que  existen  en las salas de redacción. Estos son algunos de los obstáculos ante los que se topan los trabajadores de los medios, señala Sergio René de Dios Corona, reconocido periodista en la ciudad con 30 años de experiencia y quien ha trabajado en siete periódicos, dos estaciones de radio, una revista impresa y dos revistas digitales. Para Sergio René, la vida periodística no es sencilla en Guadalajara: “la profesión ha ido disminuyendo en cuanto al reconocimiento social; los que estamos aquí es porque nos apasiona, pero tienes que andar sorteando muchas dificultades”.

Las empresas periodísticas guardan con mucho sigilo los datos que consideran como reservados y en muchos casos sus empleados firman una cláusula de confidencialidad, por lo que es difícil saber exactamente cuánto ganan los reporteros y a cuánto asciende “el ahorro” resultante de los despidos y otra clase de recortes de los grupos editoriales. No obstante, existen datos que pueden dar una idea de las condiciones laborales de los periodistas de Guadalajara. Por ejemplo, en 2014 el salario de un periodista o reportero gráfico en Guadalajara, según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), era de 201.58 pesos diarios. Sin embargo, los salarios de los reporteros varían mucho, pues no existen tabuladores a través de los cuales los medios de comunicación puedan calcular los pagos a sus empleados: mientras un reportero que está en los inicios de su carrera puede ganar hasta 4,000 pesos mensuales, otro puede laborar como practicante y recibir un sueldo de 2,000 pesos o, en el peor de los casos, nada. Los sueldos en las salas de redacción web pueden variar entre los 6,000 y los 12,000 pesos.

Bajo esta estructura laboral, 2013 fue un mal año para los periodistas en Guadalajara. Un caso que causó incertidumbre en el medio periodístico fue el despido, en un periodo corto de tiempo (aproximadamente dos semanas), de alrededor de 30 personas de diferentes áreas, tanto de la mesa de redacción como administrativos del periódico El Occidental, que pertenece al grupo organización editorial Mexicana. La razón: bajar costos. Por otro lado, también hubo otros ajustes en periódicos como El Informador, que aunque de forma más silenciosa, fue despidiendo poco a poco a editores y personal del área de redacción, bajo el argumento de renovación y de querer dar frescura al periódico. De este periódico, el decano de la ciudad, salieron siete personas de la mesa de redacción.

 

Milenio jalisco: un periodismo multimedia a bajo costo

Ignacio Pérez Vega, exreportero de Milenio Jalisco y quien tenía laborando en la empresa desde 1997, fue despedido el 7 de marzo de 2013 como parte de un recorte de personal. Él era de los pocos que conservaba buenas prestaciones, pues tenía seguro de gastos médicos y un fondo de ahorro. Para Ignacio el momento de su despido fue una sorpresa, aunque advierte que ya había avisos tiempo atrás de que la empresa quería ahorrar costos y fue sacando poco a poco a los que tenían mayor antigüedad, prestaciones y mejores salarios.

Ignacio relata que el día de su despido se le asignó su agenda, como en los últimos 16 años. En la tarde su jefe lo llamó para citarlo en la redacción. Cuando llegó, personal de recursos humanos ya lo esperaba en la entrada y después lo condujeron a una oficina en donde le explicaron que estaba en la lista de los despedidos. Ese momento fue de gran estrés, pues relata que el abogado de la empresa lo hostigó e intimidó para obligarlo a aceptar su despido bajo condiciones impuestas por la empresa. Después de negociar por varias horas el monto de su liquidación, Ignacio recogió sus pertenencias de su escritorio. Personal de recursos humanos le advirtió que no podría conversar o despedirse de ninguno de sus compañeros: “no pude ni revisar mis archivos de la computadora”. El reportero relata que solo alcanzó a guardar algunas fotografías personales en un disco compacto y algunos documentos de su escritorio. Después, “pa’fuera”.

De estos despidos, pregunta Ignacio Pérez Vega:

[…] la sociedad no se da cuenta, no valora la afectación que tiene en cuanto a la calidad de la información que se está dando y eso al final a los jaliscienses les afecta. Tal vez va a haber un despertar hasta dentro de… No sé, 5 años, cuando ya estemos verdaderamente en el hoyo. Yo creo que hay empresarios tapatíos con dinero que podrían apostarle a invertir en un medio y al parecer ninguno está interesado en crear un medio de comunicación crítico y que sea rentable. ¿en dónde están los empresarios tapatíos?

De Milenio Jalisco salieron 14 personas en un periodo de una semana, diez de estos de la mesa de redacción (editores, fotógrafos, coeditores y reporteros), otros cuatro del área administrativa. Los recortes se alargaron hasta mayo, cuando la empresa decidió retirar del aire un noticiero matutino y a esto se sumó la salida de seis personas más de Milenio Radio.

Además de Guadalajara, grupo Milenio tiene presencia en la ciudad de México, Monterrey, Puebla, Tamaulipas, León, Hidalgo y Torreón (Laguna) y desde hace años se encuentra en expansión hacia otras plataformas informativas como la televisión, radio e Internet. Con dicha convergencia la carga laboral para los reporteros aumentó, pues además de realizar la cobertura tradicional para el periódico, una misma nota se tiene que enviar en diferentes versiones para todas las plataformas. Como parte de este esquema de trabajo se implementó un “bono multimedia” el cual consiste en que a los reporteros de la fuente local “se les invitó” a colaborar por un monto extra de 2,500 pesos mensuales (algunos lograron negociar más). Otro cambio notorio fue la línea editorial, ya que todas las ediciones se tuvieron que alinear a la versión Nacional y de Monterrey. Actualmente Milenio Jalisco procura no contratar a nadie de planta, la mayoría de los colaboradores emiten recibos de honorarios, esto significa no contar con ninguna clase de prestaciones de ley.

 

La jornada jalisco, ¿espacio de libertad?

La Jornada Jalisco y La Jornada Michoacán pertenecen al mismo director y se rigen bajo los mismos lineamientos administrativos. Hasta 2013 la planta laboral de La Jornada Jalisco era de 16 personas en la mesa de redacción, más dos auxiliares y dos practicantes. En ese mismo año, que fue el séptimo de circulación de este periódico en la ciudad, se llevó a cabo una serie de acciones para renovar el periódico y mejorar su rendimiento económico. Los trabajadores, luego de ver estas acciones, asumieron que sus condiciones laborales mejorarían. Sin embargo, la realidad fue completamente distinta.

El primer problema llegó durante los primeros meses de 2013. En marzo y abril los pagos a todo el personal comenzaron a retrasarse. Fueron tres ocasiones en las que todo el personal recibió sorpresivamente la mitad de su salario. Aunque a los pocos días se depositó el restante, esto ocasionó incertidumbre entre los trabajadores que cuestionaban la estabilidad del proyecto. Como una acción de inconformidad ante la nula explicación por el atraso en los pagos, los trabajadores se reunieron para discutir el problema y decidieron que los reporteros no firmarían sus notas hasta recibir el pago correspondiente. Fue así que La Jornada Jalisco se publicó sin la firma de ningún reportero durante dos días (30 de junio y 1 de julio de 2013). Después de esta medida, los pagos se regularizaron, no obstante, al poco tiempo llegaron los despidos.

En las siguientes semanas, seis personas fueron cesadas y otras más optaron por abandonar el periódico ante el ambiente de inestabilidad y mal clima laboral generado desde la dirección. El primer despido fue el de Alejandro Silva, quien era editor y coordinador del portal web:

Fue, lo que se dice, una mentada de madre. El director que me despidió porque “le caía mal”. Juan Manuel Venegas, quien me despidió, fue el mismo que me pidió en más de una ocasión doblar turnos o quedarme hasta tarde en la redacción porque no estaba el jefe de información; incluso en una ocasión debí llevarme a mi hijo, de seis años, a quedarse a dormir en un sillón porque no había quién cerrara la edición del día.

Silva tiene más de diez años laborando en los medios y asegura que los directivos de los medios de comunicación exigen compromiso, pero “¿cómo vamos a ponernos la camiseta de una empresa que no se pone la camiseta por sus empleados, por muchas pruebas de disposición que se den?”.

Otro de los despidos en La Jornada Jalisco, fue el caso de Raúl Torres, quien fungió como jefe de información del periódico durante seis años:

Técnicamente me despidieron al bajarme el salario. Traté de solucionar ese problema directamente con el director y dueño del diario pero nunca me quiso atender. Yo lo interpreto como una presión para que me fuera, pues desde marzo de 2013 el director no estaba conforme conmigo; aunque nunca hubo una queja por mi trabajo, argumentó que me había perdido la confianza porque supuestamente le puse condiciones para seguir trabajando.

En sus nueve años como periodista y su paso por seis periódicos, Raúl considera que las malas condiciones laborales son una culpa compartida, tanto de los periodistas como de los dueños de medios: “nosotros por permitirlo y no organizarnos, ellos por aprovechar esa situación para continuar ahorrándose unos pesos”.

Ricardo Solís, reportero de cultura, y quien tenía seis años trabajando en La Jornada Jalisco, fue despedido el 27 de septiembre de 2013 bajo el argumento de una renovación en el periódico. Ese mismo día La Jornada Jalisco despidió a otros dos reporteros. Ricardo Solís señala que cuando inició el periódico los sueldos no eran malos y él contaba con todas las prestaciones de ley. Sin embargo, durante los seis años que laboró en el periódico no obtuvo ningún aumento y por el contrario las cargas de trabajo aumentaron. Con un salario mensual de 9,500 pesos, Ricardo Solís explica que la liquidación que le ofreció La Jornada Jalisco fue baja, pues no llegaba ni a una tercera parte de lo que por ley le correspondía. Al no llegar a un acuerdo, Ricardo, al igual que otras cuatro personas, decidieron demandar a la empresa ante la Junta de Conciliación y Arbitraje. Actualmente La Jornada Jalisco enfrenta cinco demandas laborales de personas que trabajaron en su redacción, más una del área comercial. Además, a esta situación se suman las inconformidades de las personas despedidas del área de rotativa.

 

Contenidos periodísticos versus condiciones laborales

La periodista con 20 años de carrera y recientemente ganadora del Premio Jalisco de Periodismo 2013, Vanesa Robles, es contundente al asegurar que es necesario tener buenos contenidos periodísticos a la par de buenas condiciones laborales para reporteros, editores y fotógrafos. Ya que existen prácticas por parte de los  grupos  editoriales que mantienen a los periodistas siempre con incertidumbre sobre su situación laboral y esto no permite, por una parte, desarrollarse profesionalmente y, por otra, garantizar una buena calidad de vida.

Trabajar sin contrato, obligar a los reporteros a vender publicidad, tener salarios bajos, la violencia, solicitar pruebas de antidoping, anti VIH y de embarazo como un requisito para entrar a trabajar, son algunos de los atropellos más graves por los que tienen que pasar actualmente los periodistas, sintetiza Vanesa Robles.

La también cronista inició en el periodismo en 1990 en radio universidad, luego se integró al equipo del periódico Siglo 21 y después se convirtió en una de las integrantes del equipo fundador de Público, para salir cuando inició la transición a Milenio Jalisco:

Me salí porque sabía que iba a haber un gran recorte y las condiciones laborales estaban de la fregada y como en siete años no nos habían subido el sueldo, ni un cinco, y en cambio sí nos estaban exigiendo más cosas. Yo me acuerdo que cada que cambiaban nuestras condiciones yo decía “hay que hacer algo” porque cada vez estábamos perdiendo más derechos laborales, y me decían, pues date de santos con que tengas chamba.

Ante este panorama, Vanesa Robles optó por ejercer la profesión de forma independiente, desde hace tres años colabora en diferentes revistas, así como en el periódico El Informador e imparte clases en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

Trabajar de forma independiente trae consigo beneficios como el no estar atado a una línea editorial ni al estrés de la nota diaria de los periódicos, pero se tienen que sortear situaciones como la inestabilidad económica y las Prestaciones de Ley (Seguro Social, Infonavit, vacaciones, pensión y en algunas empresas fondo de ahorro).

 

Las nuevas generaciones de periodistas

Paulina  Rivera,  quien  tiene  cuatro  años  de  experiencia en el mundo periodístico, relata que fue un proceso difícil pasar de practicante  a  ser  contratada  como  parte del equipo de El Informador: “Yo trabajé un año y medio prácticamente gratis, ganando 2,000 pesos mensuales. Los que salen al quite en ese tiempo es tu familia”. Paulina recuerda que nunca se preocupó por temas como el salario y un contrato, pues lo que le interesaba era ingresar a un periódico. Cuando consiguió un contrato su sueldo era de 1,350 pesos semanales. Durante los tres años que trabajó en la empresa, su carga de trabajo aumentó, pero no así su salario. Después de una larga insistencia, Paulina logró que le aumentaran el salario, pero le notificaron que el aumento sería de 250 pesos semanales: “Me pareció una burla hacia mi trabajo ese aumento”.

El motivo de su salida fue la combinación de varios factores, como las largas jornadas de trabajo, el salario, el mal clima laboral y sobre todo la línea editorial: “el que exista una línea editorial a modo te va cansando”. Ante todo esto Paulina afirma que siempre le estará agradecida a El Informador por haberle dado la primera oportunidad y aprender que es muy diferente la vida laboral a lo que un estudiante de comunicación o periodismo puede aprender en las aulas universitarias. Su carrera ya se iba perfilando hacia el periodismo deportivo y fue así que migró como reportera al periódico Record, después a un proyecto editorial independiente y por último a el Informante, con un contrato por medio de una empresa outsourcing y con un sueldo que nunca llegaba a tiempo. Después de esto decidió realizar un alto en su carrera en los medios de comunicación.

Algunos medios de comunicación, no nada más los periódicos, reclutan estudiantes o recién egresados sin paga o con un bajo salario, con la promesa de que en el futuro se les empleará formalmente con mejores condiciones laborales. Algunos acceden, con la idea de hacerse un lugar en el gremio periodístico y conseguir un trabajo en el corto o mediano plazo. Sin embargo, luego de semanas o meses sin contrato ni sueldo, algunos periodistas se dan por vencidos. En “notas de un periodista indignado”, Juan Larrosa Fuentes (2013) ejemplifica el caso de un reportero recién egresado, quien aceptó una oportunidad para laborar en Reporte Índigo de Guadalajara con sueldo de practicante, pero con la promesa de obtener un contrato. En esta narración, que es anónima, el reportero relata la falta de compromiso por parte de la empresa para brindarle un contrato de planta con prestaciones de ley y mejor salario, esto aunado a las líneas editoriales a “modo” a las cuales tenía que ceder.

En la publicación de marras, el “periodista indignado” hace referencia a Alejandra Xanic, primera mexicana ganadora del Premio Pulitzer, quien trabajó en Guadalajara en el extinto periódico Siglo 21 para después mudarse al distrito federal y comenzar una carrera como periodista independiente. El informante sostiene que el extenso y basto trabajo de investigación que la hizo merecedora a dicho galardón no hubiera sido posible en el ritmo desmesurado de los medios de comunicación por cubrir la nota diaria. Este aspecto está directamente ligado con las condiciones laborales de los periodistas, ya que ante la exigencia de las empresas mediáticas por la inmediatez y la competencia, no es posible tomarse el tiempo necesario para desarrollar un trabajo de tal magnitud que permita el desarrollo profesional del periodista y brindar mejores contenidos a los lectores. Proyectos que solamente se podrán lograr trabajando de forma independiente.

Ya sea por cuestiones personales o profesionales, los periodistas terminan cediendo a laborar en la opción “menos peor”. La carta del periodista anónimo concluye con las siguientes reflexiones: “Cedemos a muchas cosas, pero no por mucho tiempo. Es tiempo de nuevos medios, de otra lógica de vender la información, de otra forma de emplearnos. Es tiempo de rescatar la dignidad profesional».

 

Labor del periodista y opciones ante un panorama poco prometedor

El director de la revista Emeequis, Ignacio Rodríguez Reyna, en una entrevista para la Revista Mexicana de Comunicación (Gorostieta, 2013), reflexiona sobre la labor del periodista, y dentro de las características que debe tener, refiere que tendrá que ser una persona enamorada con su profesión, comprometida con la realidad que lo rodea, con el país, con la sociedad, la localidad. Es un interlocutor entre el gobierno y la sociedad: “Tenemos una tarea importante que cumplir. El periodista es un agente que vibra, se emociona y está comprometido con la realidad del país. Debe ser una persona con un compromiso personal y social”.

Pero en el trabajo del día al día para cumplir la comanda asignada por el medio para el que se trabaja, estas cualidades se pueden diluir y hacer que el periodista pierda la perspectiva de que su trabajo tiene relación con la justicia, la democracia y el derecho a la información, explica Sergio René de Dios Corona: “no creo que cualquiera que suba una fotografía e información ya es periodista y tampoco que la profesión desaparezca pues siempre será necesario una persona profesional que sepa buscar información, validarla, procesarla y darla a conocer”.

Como una forma de salir del bache en el que se encuentra la calidad del periodismo actualmente en Guadalajara y las condiciones laborales, Sergio René refiere que una opción viable es apostarle al emprendurismo periodístico. Y para esto la web es el medio más viable, económico y libre.

Ante el contexto que se vive es importante no estar supeditados a los grandes grupos editoriales, crear fuentes de empleo y contar las historias de forma diferente (desde la ciudadanía y no darle toda la voz al poder), creando grupos focalizados de trabajo en donde se unan periodistas para crear nuevos contenidos y proyectos innovadores: “un problema en común que tienen algunos dueños de periódicos es que estos no son periodistas, son empresarios. Y algunos tienen una visión obtusa y un tanto cacique”, esto, para el periodista emprendedor podría ser una ventaja, ya que cuenta con el conocimiento y la pasión por ejercer la profesión; el reto estará en hacer la idea rentable.

Sobre el cuestionamiento de cuál es el rumbo que tomará el periodismo y las condiciones laborales, Sergio René de Dios Corona responde que, “esa es la gran pregunta dentro de toda esta transición y lo complicado de la situación. Hay que repensar la forma en cómo hacer periodismo, de más profundidad y más cercano a la gente”.

 

Periodistas sin una instancia que defienda sus derechos laborales

El Centro de reflexión y acción laboral (CEREAL) de Guadalajara enfoca sus esfuerzos en asesorar a los trabajadores de la industria maquiladora que constantemente ven vulnerados sus derechos laborales, sin embargo, atiende también los casos de otro tipo de trabajadores. Es este centro a donde algunos de los periodistas despedidos en 2013 acudieron a solicitar ayuda e información ante la ausencia de un sindicato u organización que defienda los derechos laborales de los reporteros, editores, fotógrafos y trabajadores de la prensa.

Es importante señalar que existe una asociación Mexicana de editores de Periódicos, ac, pero entre los beneficios por ser asociado y sus objetivos, no se encuentra el defender al trabajador de los atropellos ocasionados por su propio medio de comunicación. Los motivos para carecer de una instancia que defienda los derechos laborales son diversos. Por una parte, se encuentra la falta de solidaridad y organización gremial, a esto se le suma que se evita confrontar o correr el riesgo ante el dueño del medio por el temor de perder el empleo. Por otra, existe apatía ante la posibilidad de realizar un movimiento u organización, en algunos casos se normaliza todo lo que envuelve a la situación, como el maltrato verbal, el abuso de autoridad y la explotación que existe al interior de los medios.

El 23 de febrero de 2014 el movimiento “Prensa no dispares” salió a las calles en Guadalajara y otras ciudades del país, para manifestar su preocupación e inconformidad y exigir a las autoridades un alto a la violencia y asesinatos de periodistas. Ante una reflexión del entorno laboral que rodea al gremio periodístico sería histórico que este se uniera también para evidenciar las injusticias y los abusos que existen y exigirle, pero ahora a los dueños de los medios, mejores condiciones laborales.

Los lectores seguirán necesitando información y contenidos de calidad, la profesión probablemente se enfrentará a más retos por los cambios tecnológicos y modificaciones en los modelos económicos y ante este panorama siempre será necesario luchar por la dignificación de la profesión en todos sus niveles.