Jonathan Rodríguez Córdova

Roberto García Orozco

 

Jonathan Rodríguez Córdova hubiera celebrado su cumpleaños número 26 el 9 de octubre de 2017. Si se le preguntara a cualquiera sobre qué representa esa cifra, seguramente diría que 26 son solo el principio. Tal vez los hubiera festejado en su casa de Autlán de Navarro, Jalisco, acompañado de sus padres, sus hermanos Sarahí y David, y sus amigos que no eran pocos.

Escuchaba de todo tipo de música. Comía de todo, aunque prefería los camarones. Se llevaba bien con todos. Con apenas nueve años de edad repartía copias de El Costeño, semanario que sus padres fundaron en Autlán, hace 25 años. A los 14 ya era taekwondoín cinta negra y seleccionado estatal por Jalisco.

Se recibió de la Licenciatura en Derecho por la Universidad de Guadalajara, donde estudió en el Centro Universitario de la Costa Sur. Tenía interés por la rama fiscal y dentro de sus proyectos se encontraba estudiar un posgrado en esa área en España. “Él prácticamente nació dentro del semanario”, cuenta su mamá Sonia Córdova. Desde que era niño se sumergió en las labores que exige un negocio familiar: después de su etapa como voceador tuvo sus primeras experiencias como periodista cuando lo enviaron a seguir las fuentes de policía y deportes. En el semanario fue director de distribución y en ocasiones se encargaba de entregar personalmente los ejemplares. Fue reportero de nota roja y accidentes, además hizo reportajes especiales enfocados sobre política.

Jonathan tenía un gusto especial por los deportes. Desde pequeño practicó artes marciales, frontenis y futbol. Fue integrante del Deportivo Neza y sus compañeros de equipo le realizaron un homenaje. Su padre, Héctor Rodríguez, dijo que era aficionado del América; pero su madre, entre risas, comentó que su hijo decía que le iba a ese equipo por obligación con su papá, pero que en realidad era seguidor del Guadalajara, como ella.

Jonathan, además de colaborar en el semanario, trabajaba en el área jurídica del Ayuntamiento de Autlán. Tenía interés por formar parte de la Policía Investigadora, e hizo trámites para trabajar en la Fiscalía. Su mamá expresó que “él quería un poquito de justicia porque veía cómo, a veces, abusaban de los que menos sabían”, sobre todo por la falta de conocimiento sobre sus derechos.

Quienes convivieron con él lo recuerdan como una persona armada de paciencia y buen trato. Contrario a otros reporteros, dicen sus padres, que él no se desesperaba: “Jonathan escuchaba, y no se retiraba del lugar hasta hallar la manera de conseguir la nota. Siempre buscaba la forma de ayudar a través de su práctica periodística, escuchaba a la gente durante sus coberturas. Además, ofrecía asesorías legales gratuitas cuyo servicio lo anunciaba en El Costeño.

Nació y creció dentro de un medio de comunicación al que le dedicó casi toda su vida y contribuyó en su desarrollo. La negligencia de las autoridades ante la denuncia del semanario El Costeño, por amenazas al periódico, impidió que Jonathan celebrara su cumpleaños. Fue asesinado el 15 de mayo de 2017 en Autlán de Navarro, luego de un ataque armado a su vehículo.