El Informador, cien años después

María Elena Hernández-Ramírez

 

El periódico es un actor político,
“dependiente de un grupo de interés,
la empresa editora. Periódico y empresa actúan
en función de dos objetivos permanentes
definidos por la empresa: influir y lucrar”.

Héctor Borrat (2006, p.303)

 

El 5 de octubre de 2017 el periódico jalisciense El Informador llegó a sus cien años de vida, más firme que nunca en el escenario periodístico local. El apoyo de empresarios, políticos e instituciones del estado a la casa editorial y a su director, Carlos Álvarez del Castillo Gregory, se desplegó ostentosamente en las 240 páginas del número de aniversario, mediante felicitaciones a plana completa, pagadas como publicidad por anunciantes, socios e interlocutores políticos. En el histórico ejemplar del centenario, El Informador pasó lista de lealtad y mostró su fuerza en el estado: grupos comerciales, industriales y de medios; corporaciones deportivas, automotrices y de servicios; inmobiliarias, constructoras, muebleras, financieras, tequileras, hospitales y casas joyeras; instituciones educativas importantes; gobiernos estatal y municipales; Congreso, partidos, Uber y hasta burós de abogados… todos se reunieron, simbólicamente, en torno a la institución que es este diario; expresaron su deferencia en su aniversario, a uno de los poderes de facto en Jalisco: El Informador.

El gobierno del estado le dio realce al festejo del periódico con la organización de un significativo homenaje el 4 de octubre, en el que los discursos reafirmaron la existencia de una relación cordial y cooperativa entre ambos actores políticos. En el acto, Carlos Álvarez del Castillo Gregory habló de don Jesús Álvarez del Castillo Velasco, su abuelo y fundador del diario, y recordó con palabras precisas que a don Jesús “le gustaba el gobierno” y que “tomó la decisión de hacerlo a través de un periódico”. Agradeció la confianza de los ciudadanos (“éste es un tema de ciudad”) y manifestó al gobernador del estado que, día con día, “nosotros con ustedes, El Informador con el gobierno, pero sobre todo con la ciudadanía […] estamos de la mano”.[1] En su turno, el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, llamó al diario “un faro que ilumina la verdad y proyecta la esperanza”, y lo describió como “un diario independiente, de vanguardia, progresista” (Gobierno de Jalisco, 2017).

Decano de los diarios en Jalisco, y el segundo más antiguo en México, solo después de El Universal, El Informador —a lo largo de su historia— ha establecido las normas comerciales del mercado periodístico impreso en Jalisco (como lo hizo con el control del precio de portada hasta 2008, año de la crisis mundial del mercado de los diarios); ha sido un impulsor cultural y de la ciudad (en los grandes acontecimientos el logotipo de El Informador aparece como marca de su apoyo y patrocinio). También ha constituido un cierto contrapeso ante las posturas de otros medios y grupos en relación con preocupaciones de la sociedad jalisciense que se salen de la mirada del establishment.[2]

El lema del diario —escrito como dogma— condensa en forma precisa la ideología del periodismo que está dispuesto a ofrecer: “positivo, constructivo y orientador”. No hay lugar para el conflicto. La disidencia tiene que ser constructiva. Ciertos temas no forman parte de su agenda en tanto no son ni “positivos” ni “orientadores”. En la sociedad jalisciense El Informador representa apropiadamente a las élites y a la clase que impulsa “la paz y el progreso”. En el terreno de la composición de fuerzas políticas de la región El Informador es —no cabe duda— un actor político de peso, el medio de comunicación al que no se debe descuidar, aquel con el que pactan los gobiernos en turno.

 

“Guadalajara no se entiende sin El Informador[3]

Comprometido con la ciudad, con el desarrollo de la región y con los intereses de los grupos político–económicos locales, El Informador es un bastión que inspira respeto; una empresa sólida, anclada en valores e intereses regionales, cuya capacidad de negociación e influencia política se manifiesta en los actos públicos que convoca y a los que lo convocan: forma parte de las élites más privilegiadas, de la misma clase gobernante; es el vehículo del intercambio simbólico, la caja de resonancia de las decisiones importantes del poder. Por eso la frase “Hoy, no podemos entender a El Informador sin Guadalajara, ni a Guadalajara sin El Informador”, planteada por el coordinador de edición del diario, Diego Petersen Farah, no es retórica, pero sí interpretable: El Informador es un diario pujante y conservador; activo, pero autocontrolado; en cierta forma clasista, como la sociedad que lo fortalece.

 

Una historia en cuatro generaciones

La historia de El Informador, contada por la misma casa editora, se plantea dividida en cuatro generaciones: una historia que comienza con el trayecto de su fundador, don Jesús Álvarez del Castillo Velasco[4] (director–editor de 1917 a 1966); continúa con don Jorge Álvarez del Castillo Zuloaga (director–editor de 1966 a 1994);[5] entra en un periodo de importantes trasformaciones con don Carlos Álvarez del Castillo Gregory[6] (director–editor del 5 de octubre de 1994 a la fecha), y se prepara para el dominio del tiempo real con Juan Carlos Álvarez del Castillo Barragán[7] (quien coordina los proyectos de digitalización en la empresa, todavía bajo la dirección de su padre). Desde la mirada interna, la “Fortaleza fundamental de El Informador, que le ha permitido alcanzar con éxito 100 años de historia, es que como empresa editorial nunca ha cambiado de dueños” … “porque los periódicos con mando dividido se acaban” (El Informador, 2017, 5 de octubre), además de que en materia tecnológica siempre ha ido a la vanguardia en el escenario local.

Algunos momentos de las trasformaciones más significativas de El Informador en estos 100 años han sido contados en trabajos académicos, en los que se ha intentado la reconstrucción analítica y la interpretación del carácter y del papel político–social de esta institución periodística.[8]

 

El Informador de Carlos Álvarez del Castillo

Por los importantes cambios que han sufrido las empresas periodísticas en el tránsito de los años noventa hacia la era digital puede considerarse que las mayores trasformaciones en la larga vida de El Informador han ocurrido bajo la dirección de Carlos Álvarez del Castillo Gregory. Los retos de la transición tecnológica, y los de la crisis financiera que afectó a los diarios en el mundo desde 2008[9] han sido administrados y resueltos en forma aguda por el actual director, quien en el camino ha debido tomar decisiones empresariales y editoriales audaces, aunque siempre dentro del modelo conservador del proyecto periodístico familiar. En la semblanza del número del centenario, a Carlos Álvarez del Castillo Gregory se le describe como “un hombre de empresa especializado en los negocios de información y comunicación”; involucrado muy activamente en proyectos y procesos de prospectiva política y de ciudad, como Jalisco a Futuro (2012–2032),[10] y Jalisco Cómo Vamos, Observatorio Ciudadano de calidad de vida, del que fue impulsor en 2010, junto con el iteso y Extra, ac.[11]

Alrededor de 1996, cerca de su 80 Aniversario, El Informador de Carlos Álvarez del Castillo entra en un proceso de innovación necesario en los albores de la era de la Internet, y ante la efervescencia de una competencia editorial que no había tenido hasta entonces (Siglo 21). Primero, la inclusión paulatina del color, el rediseño de las páginas, el arrevistamiento de un diario que era monolítico (como el viejo Excélsior); luego, ciertos cambios en el contenido, en las plumas de opinión, en los temas. Fue un primer proceso de reingeniería conducido por Álvarez del Castillo y Luis Ernesto Salomón (coordinador editorial de El Informador en esa época), que continuaría en forma pausada, pero permanente, hasta la trasformación del viejo Informador en un diario modernizado, proceso en el que hubo un giro particular y definitivo entre 2010 y 2013.

 

Atracción y captación de talentos, la clave

Entre los movimientos abruptos que la crisis mundial de los impresos (2008) generó en el contexto de Jalisco, fue notable el de la progresiva desintegración del equipo periodístico del diario Público–Milenio.[12] La salida en 2009 de su director editorial, Diego Petersen Farah, resultó tan inusitada como la invitación que Carlos Álvarez del Castillo le hiciera a este para colaborar como asesor[13] de El Informador en el proceso de trasformación del diario, proceso que ha sido descrito y debidamente documentado por Fabián Ramírez Flores (2012) en su artículo “Cambios en la prensa local: se reacomodan las industrias del periodismo”. Diego Petersen llevó a El Informador una mirada, un saber hacer y una ética distintos a los que prevalecían en la redacción. Con todo el apoyo inicial de Álvarez del Castillo, Petersen abrió camino para que llegara al diario un grupo de periodistas altamente preparados, críticos, con la experiencia del proyecto periodístico “diferente” que había cambiado al periodismo en el estado de Jalisco durante los años noventa (Siglo 21–Público). Aunque los cambios paulatinos en El Informador no se anunciaron a los lectores, y aunque los reporteros no firmaban sus notas (por política editorial), el producto de cada día permitía ver que algo estaba pasando ahí dentro: una óptica “fresca” se observaba en el tono, los temas y el estilo de ciertas piezas periodísticas. Lo que se movía al interior poco a poco se desvela: en la redacción, en el equipo de investigación o en las páginas de opinión encontramos el talento formado en otras experiencias editoriales, ahora captado por El Informador: Diego Petersen, Jorge Zepeda, Luis Miguel González, Sergio René de Dios, Rubén Martín, Vanesa Robles, Eduardo Castañeda, Omar Fares, Iván González Vega, Paty Blue, Francisco Núñez de la Peña, Mariño González, Mariano Aparicio, todos antiguos colaboradores de Siglo 21 o Público. Adicionalmente, la nueva mirada editorial abrió las puertas a otros jóvenes y preparados reporteros, como Alejandra Guillén y Fabián Ramírez, cuyos trabajos de investigación sobresalen en páginas no habituadas a la crítica… ¡Un grupo totalmente inesperado para El Informador al que estábamos acostumbrados! La caja negra empieza a abrirse y se encuentran fotografías del exequipo de Siglo 21–Público–Público Milenio celebrando que “Ahora, todos somos informadores” (fb, Grupo Siglo 21, periodismo diferente, 27 de junio de 2013). El reencuentro parecía prometedor: los mejores periodistas, reunidos en el diario más consolidado. Las expectativas que esta coincidencia generó en algunos lectores se desvanecieron poco a poco: El Informador, con su propia lógica de funcionamiento, regresó a su esencia moderada, “positiva, constructiva y orientadora” sin cambios editoriales de fondo.

 

Las trasformaciones más visibles

La fase de trasformaciones editoriales más notorias en El Informador empezó a mostrarse en 2012, con movimientos significativos en la vieja estructura. El 4 de marzo de ese año El Informador publicó en portada un aviso importante, cuya redacción y propuesta recordaban a las de otro diario:

A partir de hoy, el informador será distinto los domingos. Un periódico para enterarse rápida y eficientemente de las noticias, sabroso de leerse y compañero indispensable para vivir la ciudad. Así, hemos rediseñado el diario en función de estas necesidades. La primera sección tiene ahora todas las noticias, desde local hasta espectáculos, pasando por nacional, internacional, arte y economía. Una sección de lectura, Tapatío, con las mejores columnas, crónicas, reportajes y narraciones para profundizar y disfrutar. Un nuevo Pasaporte enfocado más al qué hacer en la ciudad, con guías y recomendaciones para todo y para todos. Y, finalmente, una sección de Deportes con todo lo que hay qué saber. Esperamos que lo disfrute.

La prueba más clara de un periodismo diferente inserto en un diario en trasformación fue Tapatío, un cuaderno de lectura que integró buen contenido, fino diseño y versatilidad, y que en su mejor momento[14] estuvo bajo la supervisión del periodista cultural Eduardo Castañeda (4 de marzo 2012 al 14 de julio 2013). En Tapatío leímos, sorprendidos, las crónicas inigualables de Vanesa Robles, cuyos temas altamente sociales y estilo sensible, directo y peculiar no han caracterizado a El Informador a lo largo de su historia. En este mismo espacio dominical encontramos, alternadamente, a David Izazaga, Antonio Ortuño, Iván González Vega, Raymundo Riva Palacio, Mario Vargas Llosa, Jorge Zepeda Paterson, Fernando Savater, Rosa Montero, María Palomar y selectos artículos del diario español El País. Una oferta de ideas y opinión enriquecida.

 

Un experimento ¡como ninguno!

El 5 de octubre del mismo 2012, en el Aniversario 95 de El Informador, se anunció en portada una propuesta periodística extraordinaria, resultado de un experimento editorial dirigido a un público sediento de periodismo de calidad y potencialmente interesado en pagar por ver: “Nace I”, Constructivo, positivo, orientador, diferente; un diario de tamaño más reducido que el tabloide, presentación estética (énfasis en el diseño), muy agradable a la vista y rico en información fresca, bien redactada, plural. Con circulación de lunes a viernes, Periódico I (como se le nombró en su muro de Facebook) se ofreció inicialmente en forma gratuita a los suscriptores de El Informador, como estrategia para darlo a conocer y medir la aceptación de la fórmula que podría crear un nuevo nicho de mercado. Periódico I sería un diario sin publicidad, para un público con poder de compra: el costo por ejemplar —después del periodo promocional de gratuidad (5 de octubre de 2012 al 11 de enero de 2013)— sería de 15 pesos, tres veces superior al del tradicional El Informador, pero con la promesa de ofrecer calidad “Como ninguno”.

Este diario, de muy corta vida (menos de cinco meses),[15] fue una joya de diseño periodístico del fotógrafo catalán Jaume Mor, editor gráfico del Periódico de Cataluña, autor del diseño del periódico Público, y quien estuvo casi cinco años al frente del área de diseño de El Informador, atraído a este por Diego Petersen.[16] Después de 99 ejemplares, Periódico I cerró repentinamente (el último número se publicó el 22 de febrero de 2013). El aviso de su cierre fue un escueto mensaje que solo apareció en la página de Facebook del diario (una cortesía de emergencia): “A partir del 25 de febrero el Periódico I no se editará más. Agradecemos a todos los lectores su confianza en estas 99 ediciones y los invitamos a sumarse a la lectura de El Informador.”

En el número 99 no hubo despedida. Tampoco quedaron rastros del experimento periodístico en la rica hemeroteca de El Informador; la única huella de la existencia de “I” en el sitio web de El Informador quedó en la portada del 5 de octubre de 2012, día en que se informó: “Nace I”como ninguno.

 

2013: se presenta el nuevo Informador

El experimento del “I”, aunque cortado en seco, dejó un buen aprendizaje que se integró al rediseño de El Informador: el 7 de octubre de 2013, en su portada, el diario invita al lector: “Hojea, lee y comenta”. Estrenamos una forma de presentar las noticias. Nos interesa tu opinión… Ese día ya no hubo sumario, sino panorama (Local, Nacional, Internacional, Económico); ya no había rotonda sino ideas; ya no abrió el diario con la información nacional sino con el tema, enfocado principalmente en lo local. En una nota informativa de gdl Noticias en televisión (8 de octubre, 2013), el editor de El Informador, Jorge Verea Saracho, comunicó la decisión que tomaron de ordenar el periódico “en otra forma”, con “cambio en gráficos y contenido”; resultado de un proceso que “llevó aproximadamente tres años de intenso trabajo” (resumió la reportera). “Lo que el lector va a encontrar en El Informador son muchos más géneros interpretativos, reportajes de fondo, historias, y, sobre todo, una forma distinta de narrar” la realidad, describió Diego Petersen en la entrevista.[17]

 

Tema a la carta

En el nuevo Informador una de las innovaciones editoriales más sólidas e interesantes fue la inclusión del tema (del día),[18] un ejercicio de investigación periodística, o a veces de documentación, con agenda propia, variada y social, cuyo desarrollo correspondería a la Mesa de Redacción y no a un solo reportero. Este ejercicio periodístico es la mayor fortaleza del actual Informador, que se ha enriquecido con la idea de “el tema a la Carta”, impulsada a partir del 5 de febrero de 2015, a través de una invitación al público a que sugiera u “ordene” los tópicos que el diario podría investigar: “Envía tus propuestas de reportajes: Fallas en servicios. Negligencias. Corrupción, pero también temas positivos, comunitarios y de interés para la ciudad”.

La forma de trabajo para la realización de los Temas se puso a prueba “Durante un fin de Semana Santa, del 21 al 24 de abril de 2011” cuando “se publicó una serie de reportajes de investigación con la finalidad de experimentar la dinámica bajo la que tres meses después empezaría a trabajar el equipo de reporteros”, relata Fabián Ramírez (2012) en su artículo sobre Los cambios en la prensa local…: “Los temas en lugar de ser desarrollados por un solo reportero se hicieron por equipos de seis o siete personas” (p.38). Pese a que el tono y la profundidad de las investigaciones publicadas en este espacio también se fueron moderando con el tiempo, el tema llegó a El Informador para quedarse.

 

El Informador cien años después

El periódico decano de Jalisco, un diario centenario formalmente renovado, muestra mayor pluralidad editorial que antes de 2010, aunque menor riqueza que en 2013 (la apreciación es personal y se deriva de la lectura cotidiana del diario y del conocimiento de que muchos de los reporteros experimentados que entraron al equipo entre 2010 y 2012 dejaron la redacción). Tres años de intenso trabajo (2010–2013), la creación de Tapatío (4 de marzo de 2012); el experimento de Periódico I; un diseño renovado, un Tema del día con énfasis en lo local, una sección editorial de “Ideas” (con plumas “nacionales”, internacionales y locales), una Revista de cultura, entretenimiento y espectáculos; menos páginas, y la apuesta empresarial por ser “los primeros en todo” —de cara al futuro—, ofrecer información en tiempo real y garantizar mayor interacción con los usuarios,[19] ponen a El Informador a la vanguardia de la prensa local.

Guadalajara no se entiende sin El Informador, y el nuevo Informador no se entiende sin la intervención de las nuevas generaciones de periodistas y sin el conocimiento y la experiencia de quienes en los años noventa hicieron un “periodismo diferente” en Jalisco y dejaron su huella en esta empresa centenaria.

 

Referencias

El Informador (2017, 5 de octubre). Una historia en cuatro generaciones (parte 1 de 4). Recuperado de https://www.informador.mx/Una-historia-en-cuatro-generaciones-Don-Jesus-fundador-l201710040010.html

El Informador (2017, 8 de octubre). Una historia en cuatro generaciones (parte 2 de 4). Recuperado de https://www.informador.mx/Una-historia-en-cuatro-generaciones-Don-Jorge-impulsor-de-cambios
-l201710070003.html

El Informador (2017, 12 de octubre). Una historia en cuatro generaciones (parte 3 de 4). Recuperado de https://www.informador.mx/Una-historia-en-cuatro-generaciones-Don-Carlos-un-empresario-participa
tivo-l201710120004.html

El Informador (2017, 13 de octubre). Una historia en cuatro generaciones (parte 4 de 4). Recuperado de https://www.informador.mx/Una-historia-en-cuatro-generaciones-Juan-Carlos-y-el-periodico-que-la-ciudad-
va-a-necesitar-l201710130003.html

Farina Ojeda, H.C. (2011). La transición de los periódicos mexicanos: del soporte papel a las ediciones en línea. Estudio del caso de El Informador: Cambios consolidados, controversias abiertas y experimentos en su proceso de transformación. Tesis de doctorado en Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara.

Fregoso, G. & Sánchez Ruiz, E. (1993). Prensa y poder en Guadalajara. Guadalajara: CEIC–Universidad de Guadalajara.

Gobierno de Jalisco (2017, 3 de octubre). Celebra Aristóteles Sandoval 100 años de El Informador (boletín de prensa). Recuperado de https://www.jalisco.gob.mx/es/prensa/noticias/66023

Hernández Ramírez, M.E. (2010). Franquicias periodísticas y sinergias productivas en la prensa mexicana: en busca de nuevos modelos de financiamiento. En Estudios sobre Periodismo. Marcos de interpretación para el contexto mexicano (pp.55–121). Guadalajara: Universidad de Guadalajara.

Larrosa Fuentes, J.S. (2012). Historia, estructura, producción y financiamiento de la prensa generalista de Guadalajara (1990–2010). Tesis de maestría en Comunicación, Universidad de Guadalajara.

Martín del Campo, M. (2008). La prensa en Guadalajara de 1917 a 1940. Tesis de licenciatura, ITESO.

Ramírez Flores, F. (2012). Cambios en la prensa local: se reacomodan las industrias del periodismo. En J. Larrosa, Medios de comunicación y derecho a la información en Jalisco, 2011. Guadalajara: Quid, observatorio de medios, DESO–ITESO. Recuperado de http://ccdoc.iteso.mx/acervo/cat.aspx?cmn=browse&id=6092

Rodríguez, S. (2017, 14 de octubre). el informador en Internet; inmediato, multimedia y sin fronteras. Recuperado de https://www.informador.mx/tecnologia/el-informador-en-Internet-inmediato-multimedia-y-sin-fronteras-20171013-0142.html

 

[1]     Homenaje del gobierno del estado a El Informador en su 100 Aniversario, véase a partir del minuto 13:08: https://www.youtube.com/watch?v=cupycl_vcu0.

[2]     “Este término inglés se emplea con frecuencia en las informaciones políticas para referirse al grupo dominante que ostenta el poder y a la matriz de relaciones oficiales y sociales dentro de las cuales se ejerce”. Véase https://www.fundeu.es/recomendacion/alternativas-establishment/

[3]     Diego Petersen Farah, en su columna “En tres patadas” del 5 de octubre (2017) y en el homenaje gubernamental al periódico, reconoció un papel central del diario en la construcción de la ciudad, mediante un juego de palabras interpretable: “Hoy, no podemos entender a El Informador sin Guadalajara, ni a Guadalajara sin El Informador”.

[4]     El Informador (2017, 5 de octubre).

[5]     El Informador (2017, 8 de octubre).

[6]     El Informador (2017, 12 de octubre).

[7]     El Informador (2017, 13 de octubre).

[8]     Por ejemplo, los de Martín del Campo (2008); Fregoso & Sánchez Ruiz (1993); Larrosa Fuentes (2012) y Farina Ojeda (2011). Por supuesto, esta es una muestra de una lista numerosa.

[9]     El tema ha sido abordado en numerosas publicaciones, entre ellas la de Diego Armando Mejía Picón, en Quid 2009. Consultado en http://qmedios.iteso.mx/wp-content/uploads/2013/10/LaCrisisEnLosMediosImpresos-ElPrincipioDelFin-DiegoArmandoMejiaPicon_2009.pdf

[10]   En donde es miembro del Consejo Consultivo. Consultado en http://www.ceed.udg.mx/proyectos-estrategicos/jalisco-futuro/consejo-consultivo

[11]   En 2015, Jalisco Cómo Vamos se constituyó en Asociación Civil “abierta a un Consejo Directivo”, y la participación de El Informador disminuyó desde entonces. Consultado en http://jaliscocomovamos.org/quienes-somos/socios-fundadores

[12]   La descripción del proceso puede consultarse en Hernández Ramírez (2010).

[13]   El carácter de asesor se encuentra reconocido en algunos sitios que publican su columna “En tres patadas”. Véase: http://www.eluniversalmas.com.mx/autor/diego_petersen.html

[14]   Después de Eduardo Castañeda, la supervisión de Tapatío ha transitado por al menos cuatro responsables más, y la riqueza del cuaderno de lectura no se parece a lo que fue en su primera etapa.

[15]   Periódico I nace el 5 de octubre de 2012 y deja de aparecer el 25 de febrero de 2013.

[16]   “Los últimos años de su vida estuvo al frente del área de diseño de El Informador”. Jaume Mor murió el 23 de octubre de 2016. Véase https://www.informador.mx/Ideas/Jaume-Mor-un-catalan-en-El-Batan-20161024-0158.html

[17]   Nueva cara en El Informador, véase https://www.youtube.com/watch?v=BcYezd8kgbu Tres años de intenso trabajo (2010–2013): un diseño renovado, un Tema del día, una sección editorial de “Ideas” (con plumas “nacionales”, internacionales y locales), una Revista de cultura, entretenimiento y espectáculos; menos páginas, más interactividad.

[18]   En Jalisco, esta idea fue desarrollada originalmente en el periódico Siglo 21, después en Público y su secuela en Público–Milenio. Para el estilo informativo fragmentado de El Informador anterior a 2010, el despliegue de un tema a fondo constituye una trasformación editorial muy importante.

[19]   Rodríguez, S. (2017, 14 de octubre). En el desarrollo de las plataformas digitales de El Informador, tema que no es objeto de este trabajo, han sido actores clave Alejandro Cabanillas (jefe de información de 1998 a 2016), Eliseo Mora Sedano (coordinador editorial), Sergio Rodríguez (encargado del área de Internet) y, por supuesto, Juan Carlos Álvarez Barragán, a quien Carlos Álvarez del Castillo le ha encargado las trasformaciones de forma: “A Juan, mi hijo, pues ahí te encargo, los ‘cómos’. Hasta hoy, sabemos hacerlo impreso, creo que lo hacemos bien”. Consultado en https://www.youtube.com/watch?v=cupycl_vcu0